Una veintena de ciudadanos afganos a los que el Gobierno alemán ha negado el asilo han sido deportados este martes en el marco de una polémica política dado que el país de destino se encuentra sumido en un conflicto bélico.

Ya son 16 los grupos de afganos deportados desde Alemania desde diciembre de 2016. En los anteriores 15 viajes un total de 349 afganos fueron devueltos a su lugar de origen.

Las deportaciones han sido duramente criticadas por la oposición, que ha aseverado que Afganistán es muy peligroso para los ciudadanos debido a la presencia de los talibán y los milicianos del grupo terrorista Estado Islámico.

Esta semana 32 personas han muerto y otras 128 han resultado heridas en un atentado suicida contra una manifestación en el distrito de Mohmand Dara de la provincia de Nangarhar, en el este de Afganistán, según el último balance ofrecido por las autoridades recogido por la agencia Pajhwok.

El atentado tuvo lugar durante una protesta en la carretera que une Jalalabad con Torjam, en la que los manifestantes solicitaban la destitución del jefe de la Policía del distrito de Achin, próximo a Mohmand Dara.

El ataque ha sido condenado por la Misión de Asistencia de Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA), que ha expresado su "creciente preocupación" por la cantidad de ataques contra la población y edificios civiles.

Las autoridades afganas han lanzado este mismo martes nuevas operaciones contra el grupo yihadista en el distrito de Chaparhar, ubicado en esta misma provincia, según ha recogido la agencia afgana de noticias Jaama Press.

El aumento de las ofensivas contra los yihadistas busca frustrar la intención de Estado Islámico, que trata de coordinar sus operaciones en Afganistán con las de sus bases en Irak y Siria y extender su influencia en el país.