El jefe del espionaje alemán, Hans-Georg Maassen, desató una tormenta en la gran coalición de la canciller Angela Merkel, tras poner en duda algunos actos de violencia en las recientes protestas neonazis del este del país, cuestión por la que el cogubernamental Partido Socialdemócrata (SPD) exige su cese.

Los líderes de las tres formaciones coligadas -la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller, la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU) del ministro del Interior, Horst Seehofer, y el Partido Socialdemócrata (SPD) de Andrea Nahles- se reunieron hoy con carácter de urgencia en la Cancillería, en medio de rumores de crisis de coalición.

Los tres jefes habían abandonado por separado poco antes el Bundestag (Parlamento), donde tenía lugar la tercera jornada de debate sobre los presupuestos de 2019, mientras se sucedían las presiones exigiendo de Merkel el relevo de Maassen.

Primero fue el secretario general socialdemócrata, Lars Klingbeil, quien afirmó desde su cuenta en twiter que "para la cúpula del SPD está claro que Maassen tiene que irse. Merkel tiene que actuar".

"El cargo (de jefe del espionaje) requiere que exista una confianza. Y esa confianza ya no existe", apuntó poco después desde la sede del Bundestag, en un aparte ante los medios, el ministro de Finanzas y vicecanciller, Olaf Scholz, asimismo del SPD.

La reunión en la Cancillería se cerró sin declaraciones, supuestamente para proseguir con las deliberaciones en torno al caso el próximo martes.

Las tensiones desatadas en torno a Maassen inciden en un momento muy complejo, a cuatro semanas de las elecciones en Baviera, donde a la CSU se le pronostica que perderá la mayoría absoluta que ha tenido casi ininterrumpidamente durante décadas.

La formación de Seehofer representa el ala más derechista del bloque conservador de Merkel y tanto en la pasada legislatura como en la que se inició el pasado marzo, con el nuevo pacto de coalición, ha presionado sobre la canciller para que endurezca su política migratoria.

Maassen se convirtió en 2012 en jefe de la Oficina para la Protección de la Constitución (el servicio de inteligencia interior alemán), como sucesor de Heinz Fromm, obligado a dejar el puesto por el escándalo en torno a la célula neonazi Clandestinidad Nacional Socialista (NSU), autora de los asesinatos de nueve inmigrantes.

Entonces se le asignó el cometido de reformar un servicio que había quedado en entredicho por las múltiples negligencias en el seguimiento de ese grupo terrorista, de tres miembros, que habían actuado en la impunidad durante décadas.

Ahora se ha visto confrontado con la polémica desatada por unas declaraciones al diario sensacionalista "Bild", en que ponía en duda la veracidad de un vídeo que mostraba la "cacería" de extranjeros desatada por grupos de neonazis en Chemnitz, a raíz de la muerte de un alemán por la que fueron detenidos dos refugiados.

A las acciones de acoso a inmigrantes por parte de una primera marcha espontánea, de 800 neonazis, movilizados desde las redes sociales, siguieron en días sucesivos manifestaciones de miles de personas convocadas por la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), el movimiento islamófobo Pegida y agrupaciones radicales locales.

Tanto Merkel como el portavoz del Gobierno, Steffen Seibert, condenaron reiteradamente todo acto de incitación a la violencia xenófoba.

La propia canciller repitió ayer esa condena ante el Bundestag, en su intervención en el debate presupuestario, y afirmó que no había "disculpa" posible para el odio o las consignas neonazis.

También ayer, Maassen, relativizó sus declaraciones en una comparecencia ante una comisión parlamentaria, donde sostuvo que su intención había sido advertir contra posibles campañas de desinformación.

El ministro del Interior y líder de la CSU expresó a continuación su respaldo a Maassen y aseguró que el informe presentado por éste ofrecía una versión "amplia" y "convincente".

Según Seehofer, con sus explicaciones el jefe de los servicios secretos del interior "logró refutar de manera convincente alguna que otra teoría de la conspiración".

Al respaldo del ministro de Interior y líder de la CSU, representante del ala más derechista del bloque conservador de Merkel, siguieron este jueves nuevas informaciones que comprometen a Maaßen .

Según el programa "Kontraste" de la primera cadena de la televisión alemana (ARD), el jefe del espionaje puso a disposición de AfD, cinco semanas antes de su publicación, partes del informe de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución de 2017.

En las últimas semanas se habían sucedido ya las informaciones en los medios acerca de supuesta "cercanía" de Maassen con la AfD, en forma de sucesivos encuentros con sus líderes, catalogados por el jefe del espionaje de "rutinarios" y acordes con el trabajo de su departamento.

Antes de las exigencias del SPD, Los Verdes y La Izquierda habían instado ya al cese de Maassen, a quien acusan de hacer causa común con la ultraderecha.