El nominado por el presidente de EE.UU., Donald Trump, para el Tribunal Supremo, Brett Kavanaugh, y su supuesta víctima de abuso sexual Christine Blasey Ford mantuvieron hoy sus respectivas versiones en una audiencia política, donde se vieron lágrimas y reproches.

Ford acudió al Capitolio para ser interrogada por el Comité Judicial del Senado, formado por una mayoría abrumadora de hombres, para explicar su versión del supuesto intento de violación de Kavanaugh en el verano de 1982, cuando ambos eran adolescentes.

"Creía que me iba a violar. Grité. Cuando lo hice, Brett me tapó la boca con la mano. Era difícil respirar. Y pensé que Brett me iba a matar accidentalmente", narró Ford ante los senadores con la voz quebrada y visiblemente afectada.

La acusadora, la primera de tres mujeres que han salido públicamente para denunciar supuestos abusos de Kavanaugh, aseguró que no estaba ahí porque quisiera y que estaba "aterrorizada", pero que consideraba que era su "deber cívico" acudir al comité.

Ford enfatizó que ella había decidido informar del caso antes de que el 9 de julio Kavanaugh fuera nominado por Trump, pero que no sabía cómo hacerlo y que finalmente recurrió a la congresista de su distrito y a un medio de comunicación, el diario "The Washington Post".

La presunta víctima explicó que como consecuencia de los supuestos hechos había tenido "ansiedad, fobia y síntomas similares al estrés postraumático", como claustrofobia o pánico, y confesó que había "agonizado" durante meses desde que supo de la candidatura de Kavanaugh al Supremo.

Al ser preguntada por con cuánta seguridad podía afirmar que Kavanaugh fue el hombre que intentó violarla, la acusadora respondió sin titubear: "Cien por cien".

Ford aportó diversos detalles de aquella noche del verano de hace 36 años, aunque dijo que le gustaría poder ofrecer más.

Según ella, Kavanaugh y un amigo suyo la metieron en una habitación cuando ella iba al baño: Entonces trataron de quitarle la ropa, comenzaron a toquetear su cuerpo y le taparon la boca para silenciar sus protestas hasta que ella pudo escapar y encerrarse en el baño, desde donde les escuchó reirse mientras bajaban las escaleras.

En este relato, la ahora profesora universitaria incidió en que una de las cosas que recuerda con más nitidez era "la risa ruidosa" de Kavanaugh y de su amigo Mark Judge, a quien los demócratas han llamado a declarar sin éxito.

Ford, que accedió a la sala escoltada por sus abogados y vistiendo un traje azul oscuro, no coincidió con Kavanaugh, quien entró con traje negro y camisa blanca al terminar ella su testimonio.

El magistrado inició su comparecencia con un discurso en tono desafiante abroncando a los senadores, específicamente a los demócratas, a quienes miraba cuando decía que gracias a ellos ya no podría ser entrenador de baloncesto para niños ni enseñar Derecho.

"El proceso de confirmación se ha convertido en una vergüenza nacional", dijo Kavanaugh ante el comité, el órgano que debe recomendar o no su candidatura antes de que el resto de la Cámara Alta vote si es o no apto para el puesto en el Supremo.

El juez, que estuvo acompañado en la audiencia por su esposa, que se sentó detrás de él, rechazó por completo la versión dada por Ford y puso sobre la mesa un diario que supuestamente había escrito el verano de 1982 en el que no aparece nada similar a lo que señaló la mujer.

"Mi familia y mi nombre han sido total y permanentemente destruidos", subrayó Kavanaugh, quien aseguró que no cuestiona que Ford fuera víctima de un abuso, pero que no fue él.

Poco después del fin de la audiencia, Trump elogió en Twitter la declaración del magistrado: "El juez Kavanaugh le ha mostrado a EE.UU. por qué le nominé exactamente. Su testimonio ha sido poderoso, honesto y fascinante", señaló.

"La estrategia de búsqueda y destrucción de los demócratas es vergonzosa y este proceso ha sido una vergüenza total y un esfuerzo para retrasar, obstruir y resistir. El Senado debe votar", clamó Trump.

La oposición volvió hoy a pedir una investigación del FBI y la propia Ford se posicionó a su favor, pero ese paso ha sido rechazado por los conservadores.