La investigación de la Fiscalía turca, que ha realizado varios registros del consulado saudí en Estambul, en el que fue asesinado el mes pasado el periodista Jamal Khashoggi, no ha encontrado rastro de ADN de la víctima, informa hoy el diario turco Hürriyet.

Los expertos turcos recogieron muestras tanto en el consulado como en la residencia del cónsul, que al principio se consideraba otro posible escenario del crimen, como en varios vehículos oficiales de la legación.

Pero según en análisis del laboratorio, que ha concluido ahora, ninguna de estas muestras contenía rastros de ADN que coincidiera con el de Khashoggi, obtenido de objetos personales suyos, asegura el citado diario, que no aclara sus fuentes.

Hürriyet destaca la contradicción entre la versión de la Fiscalía turca, según la que Khashoggi fue asesinado mediante asfixia, y la de la Fiscalía saudí, que el jueves pasado aseguró que la muerte fue causada por la inyección de "una gran dosis de somnífero".

El diario asegura que según altos cargos turcos, el equipo de 15 agentes saudíes enviados desde Riad mató a Khashoggi por asfixia, pero acto seguido le inyectó una sustancia para hacer coagular la sangre y así poder proceder al descuartizamiento con menos riesgo de dejar rastro.