El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha vuelto a defender este domingo la separación de menores inmigrantes de sus padres en la frontera como medida disuasoria. "Si no os separas, muchos más vendrán", ha aseverado el magnate a través de Twitter. El republicano se refirió con una serie de ''tuits'' consecutivos a la separación de familias inmigrantes en la frontera con México. De hecho, desde que la Casa Blanca anunció en junio que ponía fin a las polémicas separaciones familiares bajo su política de ''tolerancia cero'', al menos 81 menores han sido separados de sus familiares después de haber sido detenidos en la frontera sur del país, según las cifras facilitadas por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), publicadas a principios de este mes. El DHS dice que las separaciones se debieron a la actividad delictiva de los adultos, o a que tuvieron que ser hospitalizados por algún motivo. 20 adultos fueron separados debido a acciones legales por "otras razones" que no estaban claras a partir de los datos publicados. El republicano, fiel a sí mismo en el ataque contra la inmigración ilegal, aseguró este domingo que "la política demócrata de separación de niños en la frontera durante la administración de Obama fue mucho peor que la forma en que lo manejamos ahora". "Recuerden la foto de 2014 de los niños en jaulas: los años de Obama", se lee en la publicación en Twitter del presidente. "Sin embargo, si no se separa, vendrán más personas. ¡Los contrabandistas usan a los niños!", asegura el estadounidense. Parece que el mandatario olvida las fotos y los audios de más de 2.000 menores que fueron separados de sus familias bajo su administración y que escandalizaron a medio mundo obligándole a retroceder y poner fin, supuestamente, a las polémicas separaciones de niños de sus padres. Los últimos mensajes del magnate se producen después de que una menor guatemalteca de siete años falleciera deshidratada cuando se encontraba bajo la custodia de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos. La niña viajó con su padre más de 3.200 kilómetros desde su comunidad indígena al norte de Guatemala hasta llegar a Estados Unidos donde encontró la muerte. Algunas organizaciones de defensa de los Derechos Civiles han denunciado que la muerte de la niña es el resultado de la política migratoria defendida por Trump y el suceso ha impulsado el debate de la tragedia migratoria que padece Centroamérica y si verdaderamente Estados Unidos sufre una "invasión", como dice el excéntrico millonario. El republicano se apoya el los datos que dicen que el número de familias arrestadas por cruzar ilegalmente la frontera sur de Estados Unidos batió récords en noviembre, aumentando un 9 por ciento cada mes.

En noviembre, los agentes de la Patrulla Fronteriza detuvieron a un récord de 25.172 "miembros de unidades familiares" en la frontera suroeste, incluidos 11.489 en el sector del Valle del Río Grande en el sur de Texas y 6.434 en el sector de El Paso, que cubre el oeste de Texas y Nuevo México. De hecho, comparando las cifras con las del pasado año, el número de ilegales ha aumentado en un 200 por ciento, y eso a pesar del endurecimiento en las condiciones para la solicitud de asilo y en las trabas físicas y legales que trata de imponer el presidente Trump. Aunque gran parte de la atención política y mediática se ha centrado en las últimas semanas en las caravanas de migrantes que llegan a la frontera entre Tijuana y San Diego, un gran número de centroamericanos continúan cruzando la frontera hacia Texas, Arizona y Nuevo México. Los grupos a veces pasan días en las casas de los contrabandistas o caminando por áreas remotas con poca comida o agua antes de llegar a la frontera. Los centros de detención, destinados a ser temporales, están además colapsados y no están adecuados, ni para grupos muy grandes ni para familias. Y es que los centros se construyeron hace décadas y se pensaron para retener por lo general a hombres adultos, no a familias con niños. Los agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza son conscientes de que las celdas son "incompatibles" con esta nueva realidad de padres con menores que cruzan para rendirse en masa y solicitar asilo. Organizaciones y activistas en defensa de los Derechos Humanos llevan tiempo cuestionando las condiciones de las instalaciones de los centros: las celdas están sucias, son extremadamente frías y carecen de necesidades básicas, como mantas, según al menos una demanda en curso presentada en un tribunal de Tucson, Arizona.