El nivel de alerta del volcán Anak Kraratoa en Indonesia ha llegado a nivel dos de tres tras una serie de erupciones, lo que ha obligado a redirigir los vuelos debido a las columnas de humo y se ha impuesto una zona de exclusión de 5 kilómetros. Se cree que nadie está dentro de esa zona de peligro, pero a los residentes que viven a ambos lados del estrecho se les dice que se mantengan alejados de las playas debido al riesgo de otro tsunami. Indonesia se encuentra en el llamado ''Anillo de Fuego'' y es propensa a padecer tsunamis, terremotos y erupciones volcánicas. La agencia de gestión de desastres de Indonesia ha informado de que puede haber un nuevo agujero de cráter bajo el mar y que hay explosiones en curso, con sonidos de erupción que se escuchan varias veces por minuto. La erupción de esta escisión del volcán Krakatoa, que se encuentra entre las islas de Java y Sumatra, ya ha provocado un tsunami que acabó con la vida de 430 personas. Hace apenas unos meses, en el mes de septiembre, más de 2.000 personas fallecieron cuando se produjo un fuerte terremoto cerca de la isla de Sulawesi, en el centro del país, y que provocó un Tsunami que asoló la ciudad costera de Palu. En esta ocasión, las olas gigantes han sido la consecuencia de la erupción del volcán, lo que ha provocado además que todos los vuelos hayan sido desviados "debido a la ceniza del volcán Krakatoa en alerta roja", ha indicado la agencia gubernamental de control de tráfico aéreo AirNav en un comunicado en el que han añadido que "la actividad volcánica continúa aumentando". Un gerente de operaciones de AirNav le ha dicho a la cadena británica BBC que entre 20 y 25 vuelos se vieron afectados, incluidos algunos vuelos internacionales desde y hacia Australia, Singapur y Oriente Medio. No obstante, ha sostenido que la interrupción "probablemente" sea mínima, aunque los pasajeros pueden experimentar viajes más largos y los aviones pueden necesitar más combustible debido a las desviaciones. Las nubes de humo y cenizas que expide el volcán Anak Krakatoa, una escisión del volcán Krakatoa, han dejado casi sumida en las oscuridad la isla volcánica en la que una potente erupción bajo el mar provocó el 22 de diciembre un aumento repentino del nivel marítimo y un tsunami que bañó la costa del estrecho de Sunda, que separa las islas de Java y Sumatra. La agencia meteorológica de Indonesia (BMKG) ha informado de que las malas condiciones meteorológicas podrían provocar más inestabilidad en el cráter del volcán y ha llamado a la población a alejarse de la costa. El último balance del tsunami facilitado por las autoridades de Indonesia es de 430 muertos, unos 1.500 heridos, 21.000 evacuados y 159 personas en paradero desconocido. El Gobierno ha declarado el estado de emergencia hasta el 4 de enero, en un intento por facilitar el despliegue de medios y el reparto de ayuda humanitaria para las comunidades afectadas, según ha explicado el portavoz de la Agencia Nacional de Gestión de Emergencias de Indonesia (BNPB), Sutopo Purwo Nugroho. Desde la noche de este miércoles, una capa delgada de ceniza volcánica ha estado asentándose en edificios, vehículos y vegetación a lo largo de la costa oeste de Java, según las imágenes compartidas por la agencia nacional de mitigación de desastres. Las autoridades han señalado que la ceniza no es peligrosa pero han aconsejado a los residentes que usen máscaras y gafas protectoras cuando estén en el exterior. El tsunami destruyó cientos de edificios, barriendo automóviles y arrancando árboles en varios destinos turísticos. Al menos 16.000 personas continúan desplazadas y los equipos de rescate están luchando para llegar a áreas remotas del país que se han sido afectadas por la ola gigante. Miles de personas viven en refugios temporales como mezquitas, escuelas y con cientos de personas durmiendo en el suelo. Hay escasez de agua, comida y mantas, aunque la ayuda humanitaria comienza a llegar mientras cientos de voluntarios tratan de construir puentes improvisados para que se pueda acceder las zonas afectadas, según informa la BBC. De momento, el estado de emergencia permanecerá en vigor hasta el 4 de enero. Lo cierto es que lo sucedido ahora es una pequeñez comparado con lo que podría desencadenar el ''padre'' de este volcán, que ya protagonizó una de las erupciones más potentes de las que hay registros. En 1883, el Krakatoa tuvo un letal despertar y mató a cerca de 40.000 personas. Fue tan potente que la erupción hizo que el volcán se destruyera a sí mismo. 50 años más tarde, nació el Anak Krakatoa.