Explosiones y tiroteos atribuidos supuestamente al grupo yihadista Boko Haram en el noreste de Nigeria marcaron hoy la apertura de la jornada de los comicios presidenciales, que se celebran con una semana de retraso.

Pese a ello, la Policía local ha afirmado ya que no está en riesgo la "seguridad pública", según informó en un comunicado Damian Chukwu, inspector del estado de Borno (el más castigado por la violencia de Boko Haram).

Los ataques se produjeron alrededor de las 6 horas (5 horas GMT) - dos horas antes del comienzo de los comicios -, en la localidad de Maiduguri, según informó el diario Premium Times, y no hay, por el momento, indicaciones de que hayan causado víctimas.

En el resto del país los nigerianos empezaron a votar puntualmente e incluso hacían cola ya antes de la apertura de los colegios.

El actual presidente y aspirante a la reelección, Muhammadu Buhari, estuvo entre los que eligieron votar temprano en su ciudad, Daura, en el noroeste del país.

Se espera que hoy participen unos 73 millones de personas acreditadas con sus cartillas de votantes (dentro de un censo total de 84 millones) para elegir al jefe de Estado para los próximos cuatro años entre un número récord de 73 candidatos.

Buhari, de 76 años y líder del gobernante Congreso de Todos los Progresistas (APC), tiene como principal adversario al exvicepresidente y empresario Atiku Abubakar, de 72 años y al frente del Partido Democrático Popular (PDP).

La nación más poblada de África y primera economía del continente renovará también el Senado y la Cámara de Representantes (Cámara Baja).

Las elecciones estaban previstas para el pasado 16 de febrero, pero la Comisión Electoral Independiente de Nigeria (INEC, en inglés) anunció que se suspendían a tan solo 5 horas de la apertura de los colegios.

Ello provocó una oleada de descontento que ha levantado preocupaciones por su posible impacto negativo en la participación.

La seguridad es otra de las grandes preocupaciones, si bien Buhari ha reforzado con tropas los lugares más sensibles como el noreste del país.

Los posibles ataques de Boko Haram eran la amenaza más seria.

Este grupo terrorista lucha desde 2009 por imponer un Estado de corte islámico en Nigeria, país de mayoría musulmana en el norte y predominio cristiano en el sur.

Desde entonces, más de 20.000 personas han muerto y la cifra de desplazados casi alcanza los dos millones, según Naciones Unidas.