Alrededor de una decena de países de mayoría musulmana han reclamado medidas contra la islamofobia tras el atentado ejecutado este viernes contra dos mezquitas de Nueva Zelanda, que se ha saldado con al menos 49 muertos.

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha pedido a la comunidad internacional que actúe contra la "peligrosa tendencia" en la que se están convirtiendo los ataques a musulmanes en las sociedades occidentales por xenófobos e islamófobos de extrema derecha, a quienes comparó con un "cáncer" que se extiende.

Erdogan ha condenado así los atentados perpetrados este viernes contra dos mezquitas de la población neozelandesa de Christchurch por un autoproclamado nacionalista y enemigo del Islam. "Está claro que la percepción que representaba este asesino ha comenzado a apoderarse de las sociedades occidentales con la velocidad de un cáncer", ha dicho.

Arabia Saudí también ha condenado "en los términos más enérgicos" los ataques, según el diario ''Saudi Gazette''. "El terrorismo", ha hecho saber el Ministerio de Exteriores en un comunicado, "no tiene ni religión ni patria".

Por su parte, Irán ha condenado los atentados, que ha tildado de "inhumanos y brutales", al tiempo que ha pedido a Nueva Zelanda que identifique a los responsables de esta "acción racista" y los lleve ante la justicia, tal y como ha recogido la cadena de televisión Press TV.

"Cualquier acto terrorista, en cualquier lugar del mundo, llevado a cabo por cualquier y por cualquier motivo, debe ser condenado por todos los países", ha dicho el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Bahram Qassemi, quien ha pedido a los gobiernos del mundo "que no permitan que los movimientos racistas e islamófobos alteren la seguridad de los ciudadanos".

Asimismo, el primer ministro de Pakistán, Imran Jan, ha dicho que "la islamofobia actual, generada tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, es la culpa de estos ataques". "Están condenando a 1.300 millones de musulmanes de cualquier acto de terrorismo", ha lamentado.

A las condenas se ha sumado Argelia, que ha condenado el atentado "con la mayor fuerza" y ha advertido de que "estos actos de terrorismo perpetrados por extremistas fanáticos sustentados en discursos chovinistas, de odio, discriminatorios y racistas, recuerdan la necesidad imperiosa de una acción de todos los actores políticos para hacer frente (...) a los portadores del discurso de la ideología de la exclusión, la discriminación y el odio".

"La comunidad internacional debe redoblar sus esfuerzos para luchar contra el fenómeno de la xenofobia y combatir todas sus manifestaciones a través de los valores de la paz, la tolerancia y el vivir juntos", ha dicho el Gobierno argelino, según la agencia estatal de noticias, APS.

En esta línea se ha expresado el Ministerio de Exteriores egipcio, que ha condenado "este vil acto terrorista que contraviene todos los principios humanitarios", tal y como ha recogido el diario ''Al Ahram''.

Así, ha dicho que el atentado "sirve como nuevo recordatorio de la necesidad de continuar e intensificar los esfuerzos internacionales para hacer frente al repulsivo terrorismo, que no tiene religión".

La universidad de Al Azhar, milenario centro de estudio suní con sede en El Cairo, ha denunciado que estos ataques, que "han violado la santidad de la casa de Dios", son un "peligroso indicador de las graves consecuencias que supone esta escalada de discursos de odio, xenófobos, y de la expansión de la islamofobia".

Por su parte, Jordania ha condenado los atentados y ha pedido a la comunidad internacional que mantenga una postura "concertada y participativa" para luchar contra el terrorismo "en todas sus formas y manifestaciones", según la agencia estatal de noticias, Petra.

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, ha condenado los atentados y ha pedido "combatir el terrorismo y mostrar ''tolerancia cero'' con los grupos racistas que incitan a la violencia, el odio y la xenofobia", según la agencia de noticias Maan. Los atentados han sido condenados también por parte de los gobiernos de Líbano y Somalia.