NO SÉ si ahora es oportuno aplicar a un muy señalado cargo local de Tenerife aquella pejiguera que Aznar -entonces en la oposición- tenía con el, a la sazón, presidente del Gobierno Felipe González cuando aquello de la debacle de destacados miembros del Partido Socialista que ocupaban altos cargos y que casi se "mamaron", dicho en castizo, el Copón Divino. En aquellos momentos, Aznar tenía razón y Felipe González supo que, con aquella canallesca en sus filas, no había porvenir. Por eso se resignó a perder las elecciones y a dejar el Gobierno como una persona, honorable, que lo era y lo demostró, pese a lo malparado que lo dejaron los suyos, hasta el punto de que, prácticamente, se retiró de la política cuando pudo haber presidido el actual Ejecutivo y haber evitado el deterioro político, económico, social y de todas clases que propicia este triste analfabeto en política y en casi todas las materias y pobre en elemental inteligencia que es Rodríguez Zapatero.

La matraquilla de Aznar en el Congreso y en todos los actos públicos era: "¡Dimita usted, señor González!". Felipe González no dimitió, sino que se marchó por las buenas dejando, irresponsablemente, al Gobierno y a su partido, al que ya había que quitar algunos de los "cien años de honradez" que aparecía en aquella campaña propagandística cuyos carteles pegaban los socialistas hasta en los retretes públicos.

Y, a lo que iba, un servidor cree que, ante las críticas circunstancias que vive el Ayuntamiento de Santa Cruz por obra y desgracia de su alcalde, había que decirle al mismo, imitando a Aznar: "¡Dimita usted, señor Zerolo!". Después de lo dicho, sin tapujos, sino con claridad y contundencia, en esta columna, sobre las condiciones políticas en que se encuentra don Miguel Zerolo, hay que añadir la sentencia que obliga a la corporación municipal santacrucera a pagar a la firma Brithis Petroleum una indemnización de casi 119.400 euros por mandar, indebidamente, a cerrar un tren de lavado hace dos años y medio, en una gasolinera de esa empresa en Santa Cruz. Y, entre otros despilfarros municipales, se paga alto alquiler por locales que no se ocupan en Parque Bulevar, no se da pie con bola en el "affaire" del Parque Marítimo y siguen los líos judiciales en Las Teresitas. Se me ocurre preguntar si los asesores jurídicos del ayuntamiento van alguna vez por su oficina o se pasan las horas de trabajo en los bares del entorno tomando cortados o piscolabis, porque semejantes tropezones no los dan ni los que estudian Derecho por correspondencia.