El depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, afirmó en una entrevista publicada ayer en Montevideo que está dispuesto a presentarse ante la justicia para refutar a aquellos que le acusan de violar la Constitución de su país.

En conversación telefónica con el diario uruguayo El Observador, Zelaya comentó también el papel de EEUU en la crisis que afecta a su país y aseguró que no cree que el presidente de facto de Honduras, Roberto Micheletti, se arriesgue a invadir la Embajada de Brasil en Tegucigalpa donde se encuentra refugiado.

"Lo he repetido muchísimas veces, miles de veces, la solución de esta crisis pasa por mi restitución, por el respeto de la democracia", indicó Zelaya.

El mandatario hondureño asumió su cargo en enero de 2006, pero el pasado 28 de junio un golpe cívico-militar lo arrojó del poder bajo la acusación de que estaba violando la Carta Magna de Honduras al tratar de convocar una Asamblea Constituyente destinada a posibilitar la reelección del jefe de Estado.

"Estoy dispuesto a ir a los tribunales. Es que no me lo permitieron en su momento porque me sacaron del país. Estoy dispuesto a responder a los cargos que hay en mi contra; no tengo problema con eso", explicó Zelaya a El Observador.

"Soy inocente"

En la entrevista se mostró en este sentido contundente: "Por eso volví, porque soy inocente". Zelaya se encuentra desde el 21 de septiembre en la Embajada brasileña en Tegucigalpa con medio centenar de personas más, después de ingresar clandestinamente a Honduras.

"Yo no violé la Constitución. Jamás lo hice", explica en referencia a las acusaciones de que pretendía hacer un referendo para habilitar su reelección. "No se trató de un referendo. Eso es una mentira que los opositores utilizan para desacreditarme".

Se trataba, según Zelaya, "de una consulta no vinculante, que no reformaba ninguna ley ni establecía la reelección", a fin de "conocer la postura de los ciudadanos" respecto a esta posibilidad.

Zelaya también se refiere a la actitud positiva, aunque no suficiente, de EEUU, país al que algunos de los paladines del depuesto mandatario, como Chávez, acusan de orquestar la salida del poder de aquel.

"Recibí una llamada del Departamento de Estado y también de Hillary Clinton (la secretaria de Estado), donde me aclararon la postura del Gobierno de EEUU y que están trabajando por el restablecimiento pacífico de la democracia en Honduras".