SIN PALIATIVOS, salimos trasquilados del Bernabéu. Un completo desastre, porque no sólo acabaron metiéndonos tres chícharos o boliches -no vale que al Jerez fueran seis-, sino que para frenarnos de entrada, porque les estábamos dando un señor baño, el tal Drenthe sacó a relucir su pasión por las artes marciales japonesas y en una serie o secuencia de movimientos preestablecidos le aplico la kata, que en este caso era la pata, a Marquitos Beltrán. Buff, que dolorrrr. El fútbol es esto, rencor ninguno, pero acuérdense pibes: hoy por ti y mañana por mí, si hay que desenfundar mejor en el centro del campo y sin venir a cuento. Es de libro, si te torean como el CD Tenerife estaba haciéndolo con todo un Real Madrid: primero la zapata, después lo siento con arrepentimiento y como mal menor la amarilla. Se practica kata en escuelas tradicionales de arte japonés, como por ejemplo en las "formas teatrales" en kabuki y en escuelas de la ceremonia del té (chado). Se asocia más comúnmente a las artes marciales. Los kata se usan en Japón y Okinawa, en aikido, iaido, jodo, judo, jujutsu, kendo y karate. Otras artes marciales, como el tai chi chuan y el taekwondo, tienen el mismo tipo de entrenamiento, pero para describirlo usan palabras en los idiomas chino y coreano, respectivamente.

En Canarias hay excelentes deportistas de élite de todas estas disciplinas basadas en filosofías vitales tan profundas como el propio ser humano. Meten leña pero, eso sí, muy profunda. En judo, olímpicos muchas veces, tenemos colecciones enteras de cinturones negros, con muchos "dan", que es el sistema japonés (no con "dandrenthes" o rebuznos de los ultras, que es el sistema del Real Madrid) para determinar el nivel de maestría de los componentes. Teniendo en cuenta al deporte canario y en karate, les cuento como curiosidad una noticia de hace un par de años en la que cuatro karatecas canarias que ostentaban nada menos que cinco títulos europeos y otros tantos nacionales posaron desnudas para la revista Interviú. Lorena Rodríguez, María José González, Carmen Vicente e Ivonne González, cuatro jóvenes promesas del karate canario, fueron fotografiadas en pelota picada con las medallas de oro conseguidas en el último Campeonato de Europa como protesta por no recibir ninguna beca o ayuda. Es la cruda realidad. Los y las taekwondistas de las islas son una primera referencia estatal, en casi todas las modalidades, y lamento no estar al corriente de los últimos progresos y trabas de la llamada lejanía. ¡Ánimo!

En resumen, regresando al CD Tenerife, hay que seguir fieles al estilo propio. Además, hay que meter la pata y, por supuesto, goles. Aprender a poner la guinda al merengue y a desestabilizarlos a ellos. Los árbitros ya empiezan a fastidiarnos, el primer gol fue falta al arquero. Padre Anchieta, ¿cuál es nuestro pecado? Pero ya está, pobre Coruña. Me acuerdo de que en los principios de la extensión del karate en los gimnasios de Canarias y recién abierto uno nuevo de Taco, este ganó en casi todas las categorías y quedó campeón con chiquitos nuevos acostumbrados a partirse la cara en mitad de la calle. El instinto de los barrios modestos en esos comienzos superó a la técnica. Ya no es así, ni de coña, pero el sistema y el posado son los que nos han llevado.

Que la bombonera del Heliodoro ruga, a pelear por las gotas y que los licaones acosen "oltra" presa. Más nada, con muchos lesionados es la oportunidad de los que salgan. Dennos otra alegría, por favor.

Voy a vacilar un fisco. Lo que todavía no me explico es dónde carajo fue Manolito en el segundo gol merengue. Declara que se lesionó justamente en el momento, pero yo una vez me equivoqué en un cruce cuando iba a Las Américas y acabé por La Gallega preguntando al lado del cementerio. Pues igual, alma de Dios, ¿cómo se te ocurre dejar de forcejear con aquel caballo y marcharte al salón de casa a ver por la tele el partido? Es que si no te hubieras abstraído podías haber hasta sacado con la cabeza el tirito del gabacho. Venías bien, criatura, con las patas largas molestando aunque fuera lesionado.

Con franqueza, creo que o bien pensaste en no arrollar a Sergio, que te lo suponías a tus pies, o bien pensaste en el penalti.