HAY MUROS fabricados con bloques de hormigón y muros naturales, barreras que no han sido construidas de forma deliberada pero que también requieren ser derribadas como hace veinte años se hizo con el Muro de Berlín, cuya caída recordamos todos esta semana como símbolo de libertad y de justicia.

Los líderes europeos, reunidos en la ciudad alemana el pasado 9 de noviembre para conmemorar el feliz acontecimiento, no dudaron en comprometerse para seguir derribando los obstáculos que dividen a los pueblos y así aludieron a los muros de la pobreza, el calentamiento del planeta o las armas atómicas, es decir, a los grandes retos de la Humanidad, que, sin lugar a dudas, requieren el esfuerzo de todos, pero existen, además, otras barreras más pequeñas y más cercanas que también impiden la igualdad social y el desarrollo.

Sin ir más lejos, aquí, en Canarias, también hay muchos muros que derribar. El mar que nos une es también un muro que nos separa. Es imprescindible, por tanto, trabajar con mayor eficacia desde las administraciones públicas para vencer esta fortaleza. Las subvenciones al transporte de pasajeros y mercancías son vitales para eliminar las diferencias entre nuestro pueblo y de una vez por todas formar la región única a la que aspiramos.

Es necesario, además, que aumenten las frecuencias y las conexiones entre las Islas, pues no es justo que un gomero o un herreño tenga más dificultades y le cueste más caro visitar a un pariente o amigo que viva en Lanzarote o Fuerteventura, que trasladarse 2.500 kilómetros para llegar al centro de la Península. Y no es de justicia tampoco que haya que pagar más o menos por los productos de primera necesidad que componen la cesta de la compra en función de la Isla en la que se resida.

Hablamos de la doble insularidad, tan conocida por los residentes de las Islas periféricas, obligados a soportar los gastos de tiempo y desplazamiento cuando tienen que acudir a los servicios concentrados en las Islas capitalinas, hasta donde los alimentos de primera necesidad llegan con ayudas que minimizan los costes del transporte. ¿Qué pasa, no obstante, cuando tenemos que trasladar esos alimentos al resto del Archipiélago? ¿Por qué no arbitra la Comunidad Autónoma ayudas que tengan la misma efectividad que las que llegan del exterior?

Estamos en época de crisis y escasean los recursos, pero si en verdad queremos apostar por el progreso y el desarrollo de nuestra comunidad tenemos que romper barreras y conseguir que los desembolsos por desplazamiento o residencia no sean obstáculos para las familias de Islas no capitalinas cuando tienen que afrontar la educación superior de sus hijos o cuando requieren la atención médica de especialistas.

¿Acaso la alimentación y la sanidad no son los pilares básicos para la construcción de una sociedad? Apostemos entonces por el refuerzo y la equiparación de estos sectores, además de por la educación, con las que nos garantizaremos la capacidad para afrontar los retos del futuro. Y, por supuesto, por el transporte, para facilitar la movilidad y los lazos de unión entre los canarios. Debemos hacerlo, además, con políticas reales, priorizando y optimizando el gasto.

No se trata de demagogia ni de populismo y sí de creer lo que afirmó Angela Merkel en Berlín: "No hay muro que no podamos derribar", si nos ponemos a ello y todos empujamos en la misma dirección, olvidando los personalismos e incluso los colores políticos. Políticas sociales como las que desde hace más de una década viene aplicando el Cabildo de La Gomera y de la que son claros ejemplos la gratuidad de los libros de texto, que poco a poco se ha ido extendiendo. La apuesta por el empleo con planes específicos para combatir el paro, o las ayudas benéficas y sociosanitarias son ejemplos a seguir.

Las dificultades económicas imponen la unidad de esfuerzos; ser valientes y afrontar recortes; reducir las inversiones propagandísticas, congelar o reducir salarios, trabajar con más ahínco y agudizar el ingenio para suprimir las barreras que todavía existen, además de idear nuevas estrategias. Las circunstancias obligan a olvidar los egoísmos y las rivalidades, para alcanzar pactos y no dejar escapar el tren del progreso, en el que Canarias ha estado subida durante los últimos 30 años y que ha hecho posible la calidad de vida de la que hasta hoy disfrutamos.

* Presidente del Cabildo

de La Gomera