EL RECIENTE manifiesto en defensa de la Sanidad Pública comienza su desarrollo estableciendo que "La sanidad pública universal y de calidad, ha sido la base fundamental para el desarrollo del Estado del bienestar y es uno de los pilares para asegurar la solidaridad y la equidad dentro de una sociedad, pues supone el esfuerzo de las personas con más poder económico y más sanas para permitir la atención sanitaria de los que tienen menos y están enfermos".

No puedo decir otra cosa sino dar la razón a la base justificativa fundamental del mismo. No va a ser Canarias, ni mi gestión al frente de esta Consejería la que vaya a ir en contra de un sistema que defiende la universalidad, la fácil accesibilidad y el carácter equitativo. No va a ser Canarias, a pesar de lo que promulgan algunos sectores, la que, por culpa de la crisis que nos azota, vaya a ver disminuida la calidad de sus servicios sanitarios. Quizás esto último se convierta incluso en una razón más para distanciarnos de los modelos privatizados.

Todo el mundo debe tener claro que tan sólo es el 7% del presupuesto el que se dedica a la inversión privada, y fundamentalmente va destinado a aquellos servicios que, de manera obvia, tienen el objetivo de disminuir las listas de espera, el principal problema de nuestra asistencia sanitaria.

Los recortes en Sanidad tienen su mayor exponente en la gestión del gasto farmacéutico, donde se pondrá todo el empeño en ajustar las necesidades a los índices adecuados de eficiencia. No habrá recortes que mermen ni la calidad ni la prestación de los servicios, pero sí será más consecuente en buscar las garantías absolutas de una financiación conveniente a cubrir las prestaciones sanitarias para todas las personas que viven en Canarias, con todo su rigor de calidad.

Asimismo, no se dejará de lado, sino todo lo contrario, la demanda permanentemente ignorada de financiación sanitaria que el Estado debe prestar a Canarias en función de la población, y sobre la que tanto tiempo nos lleva dando largas. Queremos actuar desde el consenso, pero buscando justicia para los que vivimos aquí, ya que este déficit de financiación estatal nos ha obligado hasta ahora a un sobre esfuerzo, que el Gobierno de Canarias ha ido realizando para tratar de compensarlo. Ahora es el momento de buscar recursos, y en mi posición de gestor y de político buscaré las herramientas que puedan dar solución a esta reivindicación histórica porque es de justicia y a la vez una necesidad.

Por otro lado, es lógico pensar que siempre el gasto sanitario debería crecer año tras año. Tal vez esa dinámica es la que no ha permitido evaluar las políticas o gestiones encaminadas a reconsiderar ciertos gastos en la medida de su rentabilidad o eficacia, así como las medidas de ahorro que ahora más que nunca se hacen imprescindibles. Habrá que poner el empeño en reconducir ciertas situaciones que necesitan ser valoradas.

De todas formas, una vez llegado a esos presupuestos económicos "reales", somos conscientes de que las previsiones de futuro revelan que probablemente siga aumentando el gasto sanitario debido al envejecimiento de la población, la cronificación de las enfermedades y la llegada de nuevos tratamientos.

En este sentido, la promoción de la prevención de enfermedades será uno de los ejes de la salud pública, ya que muchas patologías son evitables con estas políticas. La Encuesta de Salud de Canarias 2009, que presentamos esta semana, es uno de los instrumentos que nos ayudará a avanzar en esa línea. Es en estos momentos cuando necesitamos más políticas de causas y menos de consecuencias, y este tipo de acciones -que todos lo tengan presente-, no se pueden privatizar.