EL CABILDO de La Gomera está gobernado por un equipo con su presidente, Casimiro Curbelo, al frente. A lo largo de veinte años ha tratado de imponer un sistema político en el cual todas las actividades, todos los aspectos de la vida, sean de orden social, político, económico, intelectual, cultural o espiritual, se encuentren subordinados a los intereses e ideología de los gobernantes y jefe.

El ordena y mando lo aplica a rajatabla. Así convoca Plenos y Comisiones cuando le viene en gana, saltándose la legalidad; organiza homenajes, saraos y guateques. Tal es la desfachatez del líder, ejemplo de sistemas autoritarios y totalitarios, que nombra hijos adoptivos o predilectos de la isla a quienes le viene en gana, sin contar con todos los miembros de la institución. En este régimen totalitario, así concebido, los derechos y libertades no merecen ninguna consideración: perturban los propósitos del líder.

Toda crítica realizada desde cualquier ámbito de la sociedad al Gobierno insular y a la ideología de sus gobernantes es reprimida y tildada de "ignorante", "sin fundamentos", "traición" y otras lindezas por el estilo. En los totalitarismos, nada se puede poner en tela de juicio; la voz de la argumentación y de la crítica queda anulada frente al poder mediático de la organización totalitaria, la mayoría de los medios de comunicación escritos, algunas emisoras locales de radio y su quinta columna, la Escuela Insular de Medios Audiovisuales de Radio y TV. Los regímenes no democráticos se expresan con un ejercicio del poder de forma monopolista, sin límites ni control, por una persona o grupo de personas.

El régimen autoritario populista que tratan de imponer el PSOE gomero y Casimiro Curbelo pone el acento en la justicia, la moralidad, la relación directa del líder con la masa, el progreso, la industrialización; nada tiene que envidiar al despotismo, al absolutismo, a la tiranía o a la dictadura. En estas, pagando el precio de abstenerse de política -"callado te va mejor"-, es generalmente factible vivir y trabajar con cierta autonomía. Pero en el totalitarismo que pretende el gobierno insular en La Gomera esta parcela de autonomía o independencia no es posible. El régimen imperante establecido desde hace veinte años pretende que la mayoría de la sociedad gomera dependa por completo de los deseos y obsesiones del partido político y de su líder.

Casimiro, "el líder"; sus consejeros y alcaldes "medianeros" menosprecian la libertad y se oponen a las concepciones democráticas de la vida política. Es el líder, Casimiro, quien utilizando al PSOE organiza directamente tanto la vida privada como la pública. Pretende que la sociedad gomera esté sujeta a su organización jerárquica, en la cual incluso los miembros del partido que gobiernan en los ayuntamientos se hallan sometidos a la imprevisible voluntad del líder.

El control de todos los medios de comunicación es fundamental para el establecimiento del régimen totalitario. Con este control la información deviene en propaganda y adoctrinamiento. El régimen totalitario se caracteriza por el monopolio de los medios de comunicación y un aparato de "policía secreta", o "corre, vete y dile", que espían y horrorizan a toda la población, incluidos los que ocupan lugares altos en la jerarquía totalitaria. Estos corre, vete y diles prueban y evalúan la fidelidad de sus "súbditos" por medio de los planes de empleo, las subvenciones y las tareas benéficas, que son sus imprescindibles instituciones a falta de los campos de concentración.