La paz ciudadana se ve alterada, los fines de semana, por centenares de niños con monopatín; o no tan niños, porque algunos ya son talluditos. Lo invaden todo, no respetan las zonas peatonales y rompen el mobiliario urbano porque trepan con sus horribles artilugios por bancos, pocetas y pretiles. No tienen en cuenta a nadie, ni a los niños ni a los ancianos ni a los inválidos, y se han convertido, de la noche a la mañana, en una fauna urbana que ya no respeta ni siquiera los lugares habilitados para sus habilidades, sino que han tomado por asalto Santa Cruz y otras poblaciones de la Isla.

Están creando, y lo decimos en serio, un grave problema de seguridad pública. Teniendo en cuenta que el ayuntamiento se encuentra al garete, con unas elecciones en puertas y con un cambio inminente de gobierno municipal, estos desalmados campan por sus respetos por la ciudad sin que haya policía alguno que le llame la atención, les recuse el monopatín y llame a sus padres para que paguen la multa. Fíjense qué tres pasos más sencillos y que, sin embargo, parecen imposibles de dar.

Los molestos infantes llegan a alcanzar velocidades que serían calificadas de temerarias en cualquier país normal o en cualquier ciudad normal; y ésta no lo es. No solo es Santa Cruz una ciudad aburrida hasta lo imposible sino que ahora nace esta fauna urbana capaz de llevarse por delante a un anciano o a un niño en un quítame allá esas pajas.

Este fin de semana la invasión de monopatinadores ha sido terrible. Salían de todas partes. La calle del Castillo era una carrera de obstáculos, la gente apartándose para dar paso a los desalmados con ruedas. El destino final, el lago de la plaza de España, que va a durar menos que un dulce en la puerta de un colegio. Qué pena, con lo hermoso que es.

Al margen de todo ello, notamos suciedad en las zonas más céntricas de la ciudad, no sabemos si será porque la empresa concesionaria de la limpieza no ha cobrado o porque la desidia general ha llegado a ella. Y es una pena, porque si de algo tenía fama esta capital de Canarias era de ciudad limpia.

Es urgente que se regule el uso del monopatín y se prohíba en las zonas peatonales antes de que ocurra alguna desgracia irreparable. Estamos ante una ola de vándalos que no respetan nada y que el día menos pensado se cargan a un niño en cualquier cruce de calles. Evítenlo, señores responsables municipales, antes de que se suscite el problema. Y el que avisa no es traidor.