El catedrático de Geología y Ciencias del Mar de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Francisco José Pérez Torrado manifestó ayer que la erupción de El Hierro se está estudiando "deficitariamente" desde un punto de vista científico y que, a pesar del tiempo transcurrido, se tiene menos información de ella que de la del volcán del Teneguía de 1971.

Así lo afirmó a Efe este vulcanólogo, quien lamentó que se haya dado prioridad a los estudios oceanográficos en esta erupción submarina, ya que, pese a ser muy necesarios y científicamente importantes, no se han complementado con muestras semanales con ecosondas del volcán, que hubieran permitido conocer la evolución del cono y de sus materiales.

Pérez Torrado, que hoy ofrece una conferencia en Las Palmas de Gran Canaria sobre la crisis herreña, criticó que en España "las instituciones no funcionen per se" y que, en su lugar, lo hagan las personas por "voluntariedad", como han hecho "un capitán de Salvamento Marítimo" que coopera en el seguimiento del volcán o los expertos del Instituto Geográfico Nacional (IGN). De estos últimos, destacó que han realizado una vigilancia sísmica "de quitarse el sombrero" desde que el 3 de julio de 2011 comenzaron los movimientos sísmicos previos a la erupción.

En este sentido, lamentó que el Instituto Español de Oceanografía (IEO) funcione para unas cosas, como para estudiar este volcán desde el punto de vista oceanográfico, y no para otras, como para hacer esas muestras semanales con sonar, que permitirían conocer la evolución del proceso, ya que hasta el momento sólo se han hecho "cuatro morfometrías", en su opinión, muy espaciadas en el tiempo, cuando "un volcán en veinte días puede crecer una barbaridad".

Pérez Torrado subrayó que este proceso "se está estudiando deficitariamente", porque, como han opinado expertos internacionales que han contactado con él y ha reclamado el propio Plan Especial de Protección Civil ante Riesgo Volcánico de Canarias (Pevolca), al que ha asesorado, no se explican que no se disponga de imágenes directas del proceso eruptivo, cuyo cono se sitúa a 130 metros de profundidad.

Este especialista admitió que estudiar un volcán submarino implica una complicación técnica mayor que la que precisa el seguimiento de cualquier otro en tierra, como fue el Teneguía, en La Palma (1971), pero lamenta que, a pesar de haber pasado 40 años desde entonces, se tenga menos información de la de El Hierro. A su juicio, mientras que el cono del volcán esté a más de cien metros de profundidad, como ocurre ahora, seguirá siendo "inocuo", desde el punto de vista de la seguridad de la población.