La Obra Social de Acogida y Desarrollo de Las Palmas de Gran Canaria, dedicada a la atención de indigentes, celebrará en 2013 sus bodas de plata con la satisfacción de reinsertar al 80 % de los cientos de personas que ha atendido y haber logrado un patrimonio de más de 15 millones de euros.

Nació con un modesto taller de tapicería en unas cuevas de Valsequillo, en el interior de Gran Canaria, y con un comedor social que atendía a los "sin techo" en la parroquia de San Agustín, en el barrio de Vegueta, donde tiene su sede central esta asociación, fundada en 1988 por el religioso Jesús García Barriga con la finalidad de combatir la pobreza y sus secuelas.

Las numerosas donaciones que ha recibido, el apoyo del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, el Cabildo y el Gobierno de Canarias, y sobre todo, el trabajo de las personas que a ella se dedican han conseguido sacar adelante este proyecto que aspira a autofinanciarse.

De momento, sus ingresos proceden un 30 por ciento de las tres administraciones públicas citadas y el 70 por ciento restante de las ganancias que obtienen los talleres de carpintería y tapicería, la granja ecológica situada en Los Hoyos, así como las tiendas de objetos de segunda mano y de restos de temporadas repartidas en su mayoría por zonas deprimidas de la capital grancanaria y Telde.

En la actualidad atiende a 800 personas, de las cuales 300 acuden diariamente a su comedor social y se hospedan en las sedes de Juan de Quesada, que es la principal, y de Los Hoyos, según ha indicado García Barriga, quien augura que en los próximos años serán muchas más porque las consecuencias de la crisis tardarán en aflorar "como ocurre con las guerras".

Todas estas personas desempeñan una actividad en la Obra Social, pues resulta primordial que sientan que "lo que comen es producto de lo que se han ganado, no de la beneficencia", ha subrayado García Barriga, para quien es fundamental que se consideren "útiles y dignos" y que pueden alcanzar el éxito con su trabajo.

Cuando llega una persona a la Obra Social, se valora su situación, sus hábitos perdidos, si tiene adicciones y si precisa de tratamiento psicofarmacológico, con el fin de conocer sus carencias y poder trabajar con ellas para poder devolverlas a la sociedad.

Tras pasar por los talleres de terapia ocupacional que se ofrecen, unos consiguen reincorporarse al mercado laboral, otros continúan viviendo en pisos de acogida y los que tienen alguna discapacidad son contratados en el centro especial de empleo de la Obra Social.

Un ejemplo de este éxito es Miguel Benito, quien reside en la casa de Juan de Quesada y su función es la de vigilante nocturno. Era drogadicto y vivió muchos años en el parque de Santa Catalina de Las Palmas de Gran Canaria.

El recepcionista de Juan de Quesada, Manuel Rodríguez, es natural de Huelva, y también ha triunfado en la Obra Social.

Trabajó en las minas de Río Tinto hasta que se quedó en el paro y después de deambular por muchos lugares llegó a Gran Canaria y a la Obra Social, donde se ocupa, desde hace tres años, de coger el teléfono y recibir a quienes llegan.

García Barriga ha comentado que el perfil del indigente ha cambiado en estos años, pues al principio acudían personas de entre 55 y 60 años que vivían en la calle, pero la edad ha bajado a 45 años y empiezan a recibir a víctimas del fenómeno del "botellón".

Según García Barriga, jóvenes que comenzaron a beber a los 15 y 16 años en las calles y ahora tienen 40 años, presentan un deterioro psicoorgánico importante y un fracaso tanto en el mundo laboral como social.

Los problemas que se encuentran son múltiples y serán más en los próximos años debido a esta crisis de valores y no económica, originada por la ausencia de la ética y la moral, considera García Barriga, quien, ante esta situación y la merma de los recursos públicos, entiende que la única salida para la obra que fundó es "agudizar los sentidos" para abrir nuevas vías de entrada de recursos.