El Complejo Ambiental de Zurita ha recibido la Autorización Ambiental Integrada (AAI), que reconoce su adaptación a la normativa vigente y establece mecanismos de prevención y control en materia de residuos contaminantes atmosféricos, vertidos al subsuelo y ruidos.

La consejera de Medio Ambiente, Natalia Évora, ha expuesto hoy en un comunicado que esta concesión supone "una garantía para el funcionamiento de Zurita en lo que respecta a la gestión, tratamiento y eliminación de los residuos que se generan en la isla, desde los habituales procedentes del servicio de recogida hasta los reciclables".

Évora ha precisado, además, que la AAI "simplifica todos los procedimientos administrativos necesarios para realizar cualquier mejora en las instalaciones, pues la autorización ya contempla el cumplimiento de los requisitos ambientales necesarios para la contratación de cualquier proyecto".

Esta consideración permitirá realizar, próximamente, una serie de mejoras en Zurita como el sellado del vaso de vertidos número 1, la impermeabilización del vaso número 3 y la urbanización de todo el complejo ambiental.

Según ha adelantado el Cabildo, el Gobierno canario está a punto de contratar por 2,7 millones de euros este proyecto y se ha comprometido a dotar de financiación a una de las infraestructuras más importantes de Zurita, la planta ''Todo uno'', que separará el 60 por ciento de los residuos orgánicos del servicio de recogida para su utilización en el sistema de elaboración de compost.

La Autorización Ambiental Integrada tiene el objetivo de proteger al medio ambiente, en su conjunto, aplicando los principios de prevención y control ambiental con el fin de impedir la transferencia de contaminación al medio.

En este sentido, contempla la vigilancia y el control de los valores límite de emisión de contaminantes (atmósfera, aguas, ruidos, residuos y suelos, entre otros) para cada instalación del complejo.

La resolución establece procedimientos propios de control mediante la realización de muestreos que permitan evaluar la calidad del aire, el nivel de ruidos del complejo, el estado de los suelos, las aguas subterráneas y de los residuos líquidos que se filtran en las celdas de recepción.