Nació en Vallehermoso y recorrió varios países de Latinoamérica. Argentina, Perú o Bolivia formaron parte de su periplo, que empezó y terminó en La Gomera, donde Blanca Reyes Fernández (1933-2004) nos dejó una significativa herencia.

Dedicó su vida a ayudar a los más necesitados, al tiempo que apostó por la conservación del patrimonio cultural, al que contribuyó con diversas publicaciones, así como con la defensa de proyectos que hoy son realidad, y entre los que están la ermita de La Candelaria, inaugurada este fin de semana en la playa de su pueblo natal.

Blanca Reyes Fernández fue carmelita misionera y trasladó al Cabildo la necesidad de apostar por el centro religioso que ya disfrutan vecinos y visitantes del norte de La Gomera. Cobra vigencia, por tanto, un legado, que también incluye libros como "Siempre entre los pobres", cuyo encabezado nos recuerda otra realidad: Canarias era y se hace más pobre.

Esta semana se difundió el informe "Desarrollo humano y pobreza en España y sus comunidades autónomas", elaborado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) y la Fundación Bancaja, en el que reza que nuestro Archipiélago, con un 21 por ciento, es la región donde más ha crecido la pobreza.

o puede ser más actual, por tanto, el título que la religiosa escogió para su obra sobre el santo canario Pedro de Bethencourt -más conocido entre nosotros como el Hermano Pedro-. Pero no fue este su único libro, como tampoco fue su única aportación a una sociedad cada día más necesitada de la solidaridad de la que Blanca Reyes dio muchos ejemplos.

El Cabildo de La Gomera editó otro trabajo que abarca la historia de Vallehermoso y sus ermitas, en el que de forma esmerada y sencilla la carmelita misionera recoge la tradición verbal del pueblo en torno a 13 construcciones, la recaudación para su financiación, su edificación y su conservación.

Y parte de los testimonios recopilados narran como la gente de la playa se movilizó en busca de una Virgencita, a la que se construyó una casita en el mismo lugar donde el mar un día había arrojado la reliquia o madero de un santo, que hasta el sacerdote del pueblo bendijo.

La primera ubicación fue la Cueva de Las Palomas, pero los fuertes oleajes aconsejaron un posterior traslado a una casa particular donada y más tarde a una pequeña pero hermosa ermita, perjudicada también por un temporal.

Finalmente se proyectó la construcción de una nueva ermita, que gana seguridad al desplazarse al otro lado de la desembocadura del barranco que llega a la playa de Vallehermoso, tal y como acordaron Ayuntamiento, Obispado y Corporación insular.

Hoy la Ermita de La Candelaria, finalizada con una inversión insular que responde a iniciativas como la referida de Blanca Reyes Fernández, y que también ha ayudado a generar trabajo en la Isla, vuelve a abrir sus puertas frente al mar, respetando la tradición y el entorno, al que desde hace años han acudido residentes, curiosos y amantes del lugar.

A propuesta de la parroquia de San Juan Bautista, el Cabildo construirá, además, un espacio lúdico en torno a la nueva sede de la Virgen de la Candelaria, que llevará el nombre de su precursora, y que servirá para festejos y celebraciones en torno a la ermita.

Y tal y como anuncié en la inauguración del centro religioso, la Institución insular iniciará en breve el trámite correspondiente para otorgar la distinción de Hija Predilecta de La Gomera a título póstumo a Blanca Reyes Fernández, a la que siempre estaremos agradecidos, y que siempre será un ejemplo por su defensa de los pobres.

*Presidente del Cabildo de La Gomera