No parecía mal fichaje cuando Alfonso Serrano le trajo a la Isla en el verano de 2007. Llegaba después de una temporada en Segunda B por culpa de una lesión el año del descenso del Lleida, que hizo desaparecer las numerosas ofertas que manejaba. El entonces director deportivo blanquiazul apostó por él... y el futbolista madrileño decepcionó. Jugó casi siempre en la banda, fuera de su lugar natural, pero nunca destacó y poco se le recuerda de su paso por el Tenerife.

Encima, José Luis Oltra se empecinó en darle oportunidades en detrimento de uno de los jugadores más queridos (Iriome). Esto alimentó cierta animadversión de la grada del Heliodoro que sólo estalló en la parte final de la campaña. Andrés Santos, el protagonista de esta historia, se encargó de recordarlo esta semana en rueda de prensa. Vino a decir, más o menos, que la afición insular la cogió con él sin razón alguna. Le faltó autocrítica y generó un ambiente que pasó de la indiferencia a las pitadas cada vez que entraba en contacto con el esférico ayer.

Él, hay que reconocérselo, jugó un partido deslumbrante en el que sólo le faltó el gol. Concentrado, dinámico, participativo, combativo, rápido, acertado en el regate y la entrega a sus compañeros... Y hasta provocador. Nada de esto se le vio la pasada temporada en la que fue una sombra de jugador que siempre lo intentó (eso no se le puede negar)... y al que casi nunca le salió nada.

De todos los "méritos" que acumuló ayer, el menos honroso fue el último. Se enfrentó con Alfaro, con Sicilia, con Luna, al que citó para después del partido como si de un matón se tratara, celebró el 1-1 como si hubiera ganado la "Champions" y hasta limpió sus botas cuando se abandonaba el césped del Heliodoro, como si le molestara haberlas manchado en semejante ubicación. Mal, muy mal en este apartado. Porque, al fin y al cabo, lo pasara mejor o peor, "comió" una temporada entera del Tenerife.

Claudio, irrespetuoso.- Pero en lo futbolístico ni un pero a su actuación. Fue el motor de un buen Elche, dirigido por un maleducado y mal hablado (en la sala de prensa) Claudio Barragán. Su futuro como entrenador es tan indudable como que necesita mejorar sus modales, algo impropio de un señor con la trayectoria que atesora como jugador.

El cuadro ilicitano no le perdió la cara al partido nunca. Dejó el balón al Tenerife, pero apenas le permitió crear ocasiones. Aguantó los últimos minutos antes del descanso y tras el 1-0 sin deshilacharse del todo. Por si fuera poco, salió mucho más enchufado que su rival en la reanudación y logró dar la vuelta al partido. Merecidamente además. Fue una pesadilla para los blanquiazules, superados e incapaces de reaccionar hasta que se vieron con el marcador en contra.

Acierto de favorito.- Fue entonces cuando emergió el carácter y la calidad de Nino, que una tuvo y una metió. El empate dio alas a los de josé Luis Oltra, que completaron la remontada con algo de fortuna. Una falta que tiró Ricardo, dio en un defensa y descolocó a Caballero. Dos tiros a portería durante la segunda mitad hasta entonces y dos goles. Pero los candidatos son así. Con poco te matan. Y el CD Tenerife está ya acostumbrado esta temporada a meter tres goles para ganar. El de ayer se pareció más a la identidad real de los insulares que el Tenerife del Éibar. Lástima para Zaragoza, Castellón y Rayo Vallecano, que se frotaban las manos con el 1-2. El Tenerife resiste. Que dure.