Rudy Fernández vio su sueño hecho realidad y escribió una nueva página en la historia del baloncesto español al ser el primer extranjero en participar en el concurso de mates del "All-Star". Su actuación no tuvo nada que envidiar a la de sus competidores, pero los jueces le relegaron a la cuarta y última posición. El justo vencedor fue el base de los Knicks Nate Robinson, que con su 1,75 metros de altura se impuso al defensor del título, Dwight Howard, en la final de la prueba.

El escolta mallorquín homenajeó a Fernando Martín, fallecido en accidente de tráfico en 1989, y realizó el primer mate con una camiseta de Portland con el nombre del primer jugador español que dio el salto a la NBA. Rudy lanzó el balón contra el tablero, lo alcanzó en el aire y a una mano machacó el aro. En la segunda ronda contó con la ayuda de Pau Gasol. El ala-pívot de los Lakers se colocó detrás de la canasta y lanzó la pelota contra el tablero. El balear en plena carrera, agarró el esférico a una mano y con un espectacular giro en el aire destrozó la canasta. Fue uno de los mates más brillantes de la noche, pero los jueces decidieron otorgarle en ambos casos 42 puntos sobre 50, lo que provocó el abucheo de algunos sectores del público. "Ha sido una puntuación injusta, sobre todo en el segundo, me merecía más", afirmó resignado el español.

Nate Robinson, quien ya había ganado el concurso en 2006, se alzó con el título por segunda vez gracias a un ejercicio que será recordado por mucho tiempo. El base de 1,75 metros de altura saltó por encima de su oponente Dwight Howard, un gigante de 2,11 metros, y remachó el aro. Esta vez el disfraz de "Superman" de Howard no fue suficiente para reeditar el triunfo.

Daequan Cook, de los Heat, se coronó campeón del concurso de triples, después de haber tenido que ir al desempate, en la que superó a Rashard Lewis, de los Magic, con 19 canastas.

En el día de los concursos Cook también superó al dos veces campeón Jason Kapono, de los Raptors de Toronto, que quedó eliminado en la segunda ronda.