La afición ya había avisado. Que las entradas para el derby de ayer se agotaran en menos de cinco horas fue el síntoma que alertó del alto grado de ilusión que despertaba el clásico del fútbol canario. La masiva afluencia de hinchas, por tanto, se esperaba. La manifestación de los sentimientos que impulsaban a esa masa a no perderse la cita era lo difícil de imaginar. La respuesta fue impresionante tanto si se mira como simpatizante del Tenerife como si, por el contrario, se analiza desde el punto de vista de la UD.

Casi 1.000 amarillos.- Pese a las serias discrepancias que la afición de Las Palmas ha mostrado con el club por los problemas deportivos que ha sufrido, los de Vidales pudieron disfrutar del apoyo de casi mil seguidores que dieron color amarillos a las gradas del Rodríguez López. Escoltados por la UIP (Unidad de Intervención Policial) llegaron al Puerto de Santa Cruz en dos grupos. El primero lo hizo pasadas las doce del mediodía (con 750 hinchas) y el segundo a las 14:30 horas (con 200). Su entrada al Rodríguez López se produjo poco antes de las 15:00 horas. Hasta entonces fueron concentrados en la parte trasera de la grada de Popular. Una vez acabó el encuentro y después que se desalojara el estadio, los seguidores fueron conducidos de nuevo hasta Puerto. Entonces se produjeron incidentes más graves de la jornada. En la confluencia entre la Avenida de La Salle y la Calle San Sebastián hubo un enfrentamiento contra un grupo de aficionados del Tenerife, con lanzamiento de botellas incluido. Incidentes al margen, los aficionados de Las Palmas se esforzaron por hacerse notar en un recinto, el Rodríguez López, en el que estaban en clara inferioridad numérica.

Y 21.647 blanquiazules.- La respuesta de la afición del Tenerife fue perfecta. El mejor ejemplo se vio en la llegada del conjunto de José Luis Oltra al estadio a las 16:00 horas. Casi 2.000 hinchas esperaban al equipo para ofrecerle su cariño. Para muchos de ellos el derby había empezado desde hacía horas. La cercanía partido empezó a sentirse en las calles de Santa Cruz y otras localidades de la Isla casi desde que amaneció. Ayer era raro no toparse con al menos una persona que no portara una bandera, una bufanda o una camiseta del Tenerife; escuchar la pita de algún coche; o algún cántico a favor del representativo. Tal era el grado de ansiedad porque llegara el inicio del partido que en el interior del estadio las emociones se desbordaron. No se produjo el lleno esperado (hubo 21.647 sillas ocupadas de las 22.948 con que cuenta el Rodríguez López, según los datos oficiales del club), pero el ruido que generaron fue igualmente ensordecedor. Los momentos de máxima emoción se produjeron cuando el Tenerife saltó a calentar, en los instantes previos al inicio del partido, tras los goles de Richi y Nino y al final del partido. Entre tanto no faltó la ola ni los "olés" en algunas jugadas de ataque. Todas las peñas del club se esmeraron. Destacó el tifo del Frente Blanquiazul que cubrió la grada de Popular Bajo. Tampoco faltaron las pancartas. Una de ellas cubría las últimas filas de Popular Alta y decía: "Siempre mirarás con envidia nuestra grandeza". Antes de iniciarse el partido la peña Instinto Blanquiazul desplegó una gran bandera en San Sebastián Bajo y la Peña Las 6 otra en Herradura Baja.