Las discusiones, las cábalas y los pronósticos están por fuera, en la calle, en la grada y en los medios de comunicación. Dentro del campo es otra cosa, porque frente al pesimismo que dejó la derrota en Alicante o al vértigo que transmitía ayer la clasificación, este Tenerife no pareció aludido. Dejó claro que no admite la más mínima desconfianza. Es un equipo ganador, capaz de resolver sus partidos cuando juega y también cuando no lo hace, como sucedió ayer.

La victoria sobre el Alavés no es tan diferente en los procedimientos recurridos a otras anteriores esta temporada. Si acaso podríamos decir que ha sido de los días en que menos fútbol ha puesto el equipo en el campo, pero los métodos para resolver son los de costumbre: una pegada de lujo. Con ese recurso tan indiscutible tomó ventaja a los 19'' minutos gracias a un prodigio de Nino, que ganó el salto a los centrales, más altos que él, y le dejó el balón a placer a Alfaro (1-0). Hasta entonces sólo había jugado el Alavés, que salió con 4-2-3-1 y dinamizó mucho el juego. Sus tres media puntas y el ariete Javi Guerra se movieron siempre haciendo desmarques, bajando a crear superioridad junto al organizador, Garitano, abriendo camino para las llegadas desde atrás de los laterales y pisando el área blanquiazul con inusitada frecuencia. No parecía un candidato al descenso...

Tres minutos locos

En sólo tres minutos, los que van del 19 al 22, pasaron todas las cosas trascendentes de esta primera parte: en el mismo momento del tanto que abría el marcador, a Oltra se le presentó el problema de la lesión muscular que dejó fuera a Manolo. El entrenador rodó a Sicilia hacia el centro y metió en la banda izquierda a Clavero. A renglón seguido, Javi Guerra tuvo el empate, pero lo evitó Sergio a bocajarro, antes de que Nino malograse, dos minutos después, la ocasión de sentenciar, cuando se plantó solo ante Bernardo por la derecha y tiró a romper, muy alto. Fueron los únicos sobresaltos de una primera parte más bien seca de juego, con la larga posesión de balón visitante y la sensación de que el Tenerife estaba esperando su momento para hacer el segundo en cualquier transición ofensiva. Sin embargo, no generó más situaciones de peligro y camino del descanso la sensación que se consolidó es que el partido estaba vivo.

El segundo tiempo empezó igual. Los vitorianos tocando la bola, entrando y saliendo en las posiciones de ataque, buscando sorprender, pero sin presencia en el área de Sergio Aragoneses, y el Tenerife, como ajeno a la discusión. La grada estaba en otras cuentas, disfrutando del tropiezo del Hércules y con el oído puesto en Vallecas, pero recelando de aquel decente Alavés que no se rendía.

En esas el equipo de Oltra sacó otra garra e hizo la marca casi definitiva a su nueva víctima. Fue en una jugada rara, poco clara, en la que pudo haber falta a Almirón y que dejó a Nino solo ante Bernardo para marcar el segundo, que prácticamente desinflaba la resistencia del rival.

La guinda de Bertrán

Y sólo cinco minutos después, Marc Bertrán le puso el broche de oro a un triunfo que sumado a los otros resultados de ayer convirtieron el tramo final del encuentro en otra fiesta blanquiazul en la grada de un estadio extasiado. Betrán subió la banda como siempre, orientó su recorrido hacia dentro como tantas veces hace y sacó un disparo en parábola con la pierna izquierda que fue a colarse por el palo largo de Bernardo, una maravilla estética de gol obra de un jugador que no conoce su techo. Sobre Marc se ha escrito mucho, de sus subidas por la derecha, de su recorrido, de su extraño poderío físico, siempre exigido a esfuerzos extremos acometidos con esa apariencia de frescura permanente, pero da la impresión de que estamos al principio de la mejor versión de un futbolista que cunde por dos. Eso, o sea, tener un futbolista que defienda bien y ataque con tanta influencia en el juego, en el fútbol de hoy, de tanta vigilancia, de tanta paridad, de tanto equilibrio, es un tesoro para un equipo. El golazo es un premio para tanta rentabilidad.

Total, que a media hora del final, el choque estaba resuelto, a la manera que hace las cosas el Tenerife, con una contundencia que no admite más reparos. Ni más lamentos, porque el Alavés dejó de creer en sus opciones, jugó a dejar pasar el tiempo, igual que hizo un Tenerife, ya a medio gas, serio en la zona defensiva y cómodo, hasta llevar el trámite al final sin más sobresaltos que la lesión de Marc, que obligó a Oltra a poner a Juanlu de lateral, en una tarde en la que también perdió a Manolo, y a Ricardo por sanción.

Las carencias que se puedan observar ahora en el trámite del juego son comprensibles. El Tenerife ya juega para descontar fechas y llegar a la meta. Y tiene tanta fe en su pegada que puede parecer ausente, como ayer...

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CD TenerifeAragoneses; Bertrán, Manolo, Luna, Sicilia; Ricardo, Richi; Juanlu, Alfaro, Kome; y Nino.

En el minuto 19, Clavero entró por Manolo; en el 65, Ayoze por Kome y, en el 78, Alonso suplió a Bertrán.

AlavésBernardo (1); Calderón (1), César Caneda (1), Almirón (1), Albacar (1); Garitano (1), Nacho Garro (1); Cuevas (1), Igor (1), Emilio S. (1); y Javi Guerra (1).

En el minuto 61, Moreno (0) entró por Nacho Garro; en el 67, Juanjo (0) por Javi Guerra y en el 74, Casar (s.c.) suplió a Almirón.

ÁrbitroCarlos del Cerro Grande (Comité Madrileño). Mal y muy protestado. Los de casa le pidieron un penalty y los de fuera, falta en el gol de Nino. Amonestó a los locales Clavero, Ricardo, Alfaro y Sicilia, y a los visitantes Garitano y Albacar.

Goles1-0, min.19: Alfaro, a pase de Nino. 2-0, min.56: Nino, de cerca.

3-0, min.61: Bertrán, desde lejos.

IncidenciasPartido de la trigésimo octava jornada de Liga de Segunda División, disputado en el Heliodoro Rodríguez López ante 18.302 espectadores.