Manolo Martínez "no" necesita que las oportunas pruebas médicas le confirmen que sufre una rotura fibrilar en los isquiotibiales del muslo derecho. Su experiencia le dice que es así. El pasado curso ya padeció la misma lesión y en esa ocasión "no" sentía tanto dolor como ahora. Ayer los médicos del Tenerife tenían previsto someterle a las pruebas oportunas para confirmar el pronóstico y determinar la gravedad de la lesión. Pero descartaron tal extremo porque la inflamación que sufre en la zona no daría fiabilidad completa a los resultados. Se espera que mañana o el jueves puedan efectuarse esos exámenes.

Asimilación.- El defensa asumió inmediatamente la gravedad de su lesión y ayer se sentía "mal", pero "tranquilo". Así explicó que su mayor deseo "nunca" fue "jugar hasta el final de la Liga", sino que "el Tenerife subiese" y deja al equipo "encaminado" hacia la consecución de ese objetivo.

Le faltará la guinda.- Martínez reveló que durante el entrenamiento le comentó a Luis García que sentía como si hubiera hecho "un pastel" que "al final" se lo acabará "comiendo otro". Pero dar por finalizada la temporada, dijo, con la satisfacción de haber "aportado lo que he podido, trabajando al máximo siempre".

Lo predijo.- Desde el momento en que sintió el pinchazo en los isquiotibiales del muslo derecho, que definió como el "pitonazo de un toro", Manolo fue consciente de que sufría una lesión de gravedad: "Fue al intentar llegar a un balón largo. Lo noté al final de la carrera", contó.

Buenas sensaciones.- El de Bigastro apenas entrenó en una ocasión con normalidad en la previa al partido por una sobrecarga en la zona. Así que la duda que surgió cuando se lesionó fue si no había forzado demasiado: "Me veía al cien por cien. Eso está fuera de toda duda", apuntó, al tiempo que reconoció que "un partido es diferente" a un entrenamiento.