Rafael Nadal regresó a la pista Philippe Chatrier, quizás su mejor territorio, y venció al australiano Lleyton Hewitt, por 6-1, 6-3 y 6-1 para situarse en los octavos de final de Roland Garros, al igual que Fernando Verdasco tras acabar con Nicolás Almagro a la novena bola de partido.

Los dos están en los octavos sin ceder un solo set en tres partidos, y en el caso de Nadal lleva ya ganados 32 consecutivos desde que perdió el último contra el suizo Roger Federer en la final de 2007.

Nadal no cede. Hoy despachó al ex número uno australiano en apenas una hora y 51 minutos, en la derrota más fuerte de las cuatro que ha infligido sobre tierra al de Adelaida.

Mucho mejor que contra el brasileño Marcos Daniel y ante el ruso Teimuraz Gabashvili, Nadal desarrolló su tenis con mayor soltura, ante Hewitt, un rival de 28 años que a pesar de haber ganado esta temporada un torneo sobre tierra verde en Houston, el 27 de su carrera, jamás ha pasado de los cuartos en Roland Garros en diez apariciones.

Hewitt, 48 del mundo esta semana, fue capaz de acabar dos años seguidos como número uno, pero ahora no está en condiciones de aguantar la bola pesada, alta y profunda de Nadal. Lleva sin ganar a un jugador del grupo de los diez primeros desde mayo de 2007 (Nikolay Davydenko en Hamburgo) y no es aquel aguerrido jugador que desesperaba con su carácter y que ha llegado a conseguir 500 victorias como profesional.

Pese a todo, el de Adelaida peleó desde el fondo y cuando se vio perdido desplegó el juego de red que le llevó a ganar Wimbledon en 2002, pero no pudo evitar que el español dominase.

Nadal mostró desde el principio sus armas al colocarse con 4-0, y solo se vio algo desplazado cuando Lleyton ganó tres juegos consecutivos en el segundo set para adelantarse 3-2. Fue entonces cuando el australiano se atrevió a gritar su famosa frase de marca "come on" (vamos), pero ese fue su fin. Rafa le miró y le fulminó, y el de Manacor ganó a continuación siete juegos consecutivos que abrieron la herida mucho más allá.

Resignado a su suerte, Hewitt comprendió que el objetivo era imposible y que alcanzar los cuartos, como hizo en 2001 y 2004, era una trabajo perdido. Nadal apuntilló su triunfo a lo grande, por la vía rápida, con su séptimo saque directo.

Su próximo rival será el sueco Robin Soderling, vigésimo tercer favorito, que se impuso a David Ferrer (14) por 6-7 (5), 7-5, 6-2 y 7-6 (5) en una dura lucha de tres horas y 36 minutos, que acabó con el de Xavea indignado destrozando su raqueta en la pista.

Fue un varapalo para Ferrer, cuartofinalista en 2005 y 2008, y una gran alegría para el de Tibro, aunque no para confiarse pues ha perdido con Nadal las tres veces que se han enfrentado, una en Roland Garros en 2006, sin ganar un set al español, otra en Wimbledon al año siguiente, en cinco parciales, y la última recientemente en Roma, ganando un solo juego al de Manacor.

Fernando Verdasco se convirtió en el primer español en clasificarse para los octavos al vencer a Nicolás Almagro, cuartofinalista el año pasado, por 6-2, 7-6 (4) y 7-6 (8), en dos horas y 47 minutos.

En la pista número uno, la denominada Plaza de Toros, y con el también español Enric Molina como juez de silla, Almagro salvó cinco bolas de partido en el duodécimo juego del tercer set, en el que acabó rompiendo y forzando el segundo desempate, pero luego sucumbió en ese juego corto, a la novena oportunidad del madrileño, y después de disfrutar el murciano un punto de set.

Verdasco alcanza así los octavos de París por tercer año consecutivo y se mantiene sin ceder un set en tres partidos. El madrileño, semifinalista del Abierto de Australia, se enfrentará en esa ronda con el ruso Nikolay Davydenko (10) que se impuso al suizo Stanislas Wawrinka (17), por 6-3, 4-6, 6-3 y 6-2.

Quien parece resignado a su suerte es Juan Carlos Ferrero, campeón en el 2003, quien hoy dejó entrever que esta puede ser su última temporada si no mejoran las cosas. El alemán Phillipp Kohlschreiber, vigésimo noveno favorito, le dejó fuera de la competición por, 6-4, 2-6, 6-4, 6-7 (3) y 6-3.

El partido había quedado aplazado ayer jueves, por falta de luz, con empate a dos sets. En la reanudación, Ferrero jugó a merced del germano, que arriesgó mucho más. Luego, confesó que a final de año decidiría sobre su futuro. "Dependerá de muchas cosas", comentó el de Onteniente. "Especialmente del ránking y de la motivación, pero tengo que reconocer que a veces cuesta un poco" dijo, aunque aseguró que, tras once años de carrera se encuentra bien "de tenis y de físico".

Ferrero, de 29 años, 103 del mundo, arrastra molestias en la muñeca y se infiltra una vez al mes y eso, aunque no le preocupa porque son "gajes del oficio", si le carga. "Al final de la carrera recuperas peor y hay más problemas", señaló Juan Carlos, que había llegado con ilusión a París después de ganar el título en Casablanca y acabar con casi seis años de sequía, y que se va de la capital francesa sin siquiera saber si jugará Wimbledon.