Río de Janeiro vive hoy la resaca de la fiesta por ser elegida para organizar los Juegos Olímpicos de 2016, y ya se prepara para el comienzo de las ingentes y urgentes obras.

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, prometió el viernes en Copenhague que los trabajos comenzarían de forma inmediata para garantizar que Río organice los Juegos "más extraordinarios que este mundo ha visto".

El comité organizador prevé invertir 11.100 millones de dólares en infraestructuras, que significarán una revolución urbanística para la ciudad y cuyo desarrollo será totalmente necesario para conseguir el normal desarrollo de los Juegos.

Esos recursos podrían estar acompañados de otros 51.100 millones de dólares en inversiones privadas en diversos sectores y generar 120.000 empleos directos e indirectos en la fase de los preparativos, según un informe de la Asociación Brasileña de Industrias de Base (ABDIB).

Con 5.500 millones de dólares, el capítulo de transporte es el más caro, el que exigirá comenzar las obras con más urgencia y el que más quebraderos de cabeza ya está creando a los responsables del proyecto olímpico.

Algunas obras, como la ampliación del aeropuerto ya ha dado sus primeros pasos, puesto que será también necesaria para el Mundial de fútbol de 2014.

Sin embargo, las obras de mayor envergadura, como la ampliación del metro, la modernización de los trenes de cercanías y la creación de un nueva red de autobuses rápidos con carriles exclusivos, dependían de la elección de la sede, por lo que no han salido del papel.

En su informe, el Comité Olímpico Internacional (COI) alertó que pueden ocurrir problemas "críticos" si no se logra implementar bien el sistema de transporte, debido a las grandes distancias entre las instalaciones deportivas y la zona hotelera.

Por ello, el Ayuntamiento baraja ampliar el metro más de lo que había prometido en el informe de candidatura, para lo que en los últimos meses ha adelantado algunas cuestiones burocráticas previas, para acelerar la toma de decisiones a partir del lunes próximo.

Otro proyecto que no se encontraba en el informe y que será esencial es el tren de alta velocidad que unirá Río y São Paulo, que tendrá una estación en el aeropuerto y permitirá la conexión rápida y eficiente con la ciudad.

El Gobierno espera licitar el proyecto a finales de este año y comenzar las obras en 2010, así que debería llegar a tiempo para los Juegos, aunque ya se admite que el trayecto, de unos 500 kilómetros, no se concluirá antes del Mundial de 2014.

El centro de Río, a pesar no albergar instalaciones deportivas, será una de las áreas en las que se van a levantar más grúas y se van a abrir más zanjas, puesto que el Ayuntamiento se ha propuesto reformar el puerto y transformar los barrios y el área industrial vecina en un moderno polo de ocio y turismo.

El mismo viernes, a la vez que la playa de Copacabana recibía la feliz noticia, comenzaban unos trabajos que serán fundamentales para las regatas en 2016 y para la salud y calidad de vida de todos los cariocas: las obras de descontaminación de la bahía de Guanabara.

La limpieza de la bahía será una tarea titánica y complejísima porque implica la construcción de centros de tratamiento de residuos y una red de alcantarillado para cientos de barrios marginales de Río y las ciudades de su área metropolitana.

El primer paso, que ya ha comenzado, es el dragado de dos canales vecinos al aeropuerto, en los que se acumula la basura desde hace décadas y el agua ha adquirido un aspecto aceitoso y un olor fétido que impresiona a los turistas recién llegados y atormenta a los habitantes de los barrios vecinos.