EL TENERIFE acertó en el guión diseñado para un partido casi imposible. En los primeros 45 minutos sucedió todo lo que esperaba José Luis Oltra, que trazó un plan casi perfecto para acabar con las 16 jornadas de imbatibilidad del Barcelona. Casi perfecto porque su idea de cómo frenar al equipo de Guardiola debía ser rematada por una efectividad sin parangón en la presente temporada. Con la defensa muy adelantada, las líneas muy juntas, la presión asfixiante a la tripleta culé de creadores (Busquets, Xavi e Iniesta), los centrales escalonándose para evitar que (sobre todo) Messi bajara a asociarse, el conjunto blanquiazul borró del mapa a su rival durante media hora. En esa media hora Alfaro tuvo en sus botas otro partido y falló... hasta tres veces. Fueron ocasiones muy claras en las que se topó con el larguero, Valdés y hasta la mala suerte. Pero ahí algo de esperanza se apagó en el Heliodoro.

Después de esa ráfaga de oportunidades, el Barça plasmó la diferencia sobre el césped. Del cero de tres insular al tres de tres blaugrana. Messi, en dos ocasiones, y Puyol en medio dejaron sentenciado el choque antes del descanso. Hasta ahí la imagen del Tenerife no había sido mala. Pero el mazazo fue tal que el equipo desapareció con 45 minutos por jugarse. En la segunda parte los blanquiazules sacaron la bandera blanca, casi pidieron clemencia al adversario, que respondió con dos goles más para hurgar en la herida. Había otra forma de jugar esa parte del choque, pero los de Oltra ocuparon el tiempo lamentándose de su mala suerte y del excesivo castigo recibido.

P.D. El 0-5 es, sin duda, para olvidar. Igual que el fin de semana de una pleitesía casi cortesana con el que se ha tratado al Barcelona y a su directiva. Ojalá Miguel Concepción ponga el mismo empeño en reforzar a su equipo. Falta le hace.