A partir de las 19:00 horas, cuando el balón se ponga en movimiento, el abismo que separa al CD Tenerife y al Real Madrid quedará en un segundo plano; sólo al final, en el momento de la reflexión sobre lo sucedido y el resultado, se volverá a recurrir a las enormes diferencias que existen tanto entre estos equipos como en sus clubes.

La historia deportiva, el entorno social al que pertenecen, la economía de cada uno, su trascendencia y proyección, el patrimonio o los protagonistas son factores comunes a cualquier club que los acercan o los separan. Pero el encanto del fútbol es su desafío a la lógica y minimiza estas variables en el momento del cuerpo a cuerpo. Si surgen en la contienda, desaparece la ilusión por saber qué pasará.

Cuando CD Tenerife y Real Madrid compitan entre sí nadie pensará en que el presupuesto de los capitalinos es 21 veces mayor que el de los isleños o que hizo un gasto este verano en refuerzos 100 veces mayor que el del CD Tenerife. Tampoco se tendrá en cuenta que el equipo local sólo tiene un internacional absoluto y que en el visitante nada más hay dos que no lo son, ni que todos los asistentes a este partido cabrían en una grada lateral del estadio Santiago Bernabéu. Que las diferencias no se noten.