HA SIDO SIEMPRE UN espacio privado para el cuadro técnico con sus jugadores. La intimidad, en los mensajes que se intercambian los protagonistas del juego durante ese minuto, ha sido una constante que ha tenido excepciones muy puntuales.

No son muchos los entrenadores que han permitido que se les usurpe ese espacio. Las razones, para ello, han sido diversas y con no poco fundamento. Unos por temor a dañar su imagen, toda vez que se pueden proferir expresiones poco adecuadas, otros por cuidarse de que se descontextualicen sus mensajes y puedan ser tergiversados con posterioridad y otro grupo era muy celoso, de su espacio, argumentando razones tácticas o estratégicas que preferían mantener en secreto.

Sin embargo estamos asistiendo a un cambio de mentalidad que le está dando un valor añadido, a este deporte, en unas dimensiones muy considerables. En los últimos tiempos vemos, en las retransmisiones de la liga ACB, como los espectadores se sientan, virtualmente, en los banquillos de los diferentes equipos y siguen, como un jugador más, las indicaciones de los responsables deportivos. Asistimos a los planes estratégicos que diseñan los entrenadores para jugadas que pueden determinar los partidos y participamos de las reprimendas que reciben los jugadores por acciones desacertadas o de falta de disciplina.

Hay entrenadores que han convertido este espacio en verdaderas clases magistrales. En sesenta segundos imparten consignas que deben ser lo más concretas posibles y muy ordenadas, para que el jugador, que a veces prioriza ese tiempo muerto para reponer fuerzas, no le pierda la pista al mensaje que se le pretende enviar.

En la Adecco Oro también se está permitiendo, por parte de algunos entrenadores, que se difunda, a través de los medios de comunicación, ese tiempo de intimidad. Sin ir más lejos, el pasado viernes en el encuentro entre el Breogán y el Socas Canarias, que presenciamos por EL DÍA Televisión, pudimos seguir las indicaciones de Alejandro Martínez hacia su equipo. De igual manera, Iván Déniz, técnico del Tenerife Rural, no pone objeción para que las emisoras de radio se cuelen en su banquillo.

Con ciertas normas, para respetar el sentido que tiene ese minuto, en ocasiones determinantes para el desarrollo del juego, esta medida constituye, sin duda, un paso hacia adelante en la promoción de este deporte.