El próximo sábado, a las 20:00 horas y en el salón de sesiones del Ayuntamiento de La Orotava, se le impondrá la insignia de oro de la UD Orotava a Felipe González Martín, que ha hecho de todo en el club orotavense. Jugador, masajista, directivo y técnico en todas las categorías. Su gran pasión en el deporte ha sido y es el fútbol. Le ha dedicado toda su vida.

Felipe comenzó su periplo futbolístico jugando en algunos equipos de base, hasta que "Don Chano" lo llevó con otros al Iberia. Siendo juvenil, con 15 años, jugó con la UD Orotava partidos de la Copa Heliodoro. Entre los 17 y 18 años subió al primer equipo siendo entrenador Antonio Martínez Jaén (Martínico) para jugar la Liguilla Inter Regional, desde la temporada 1961-62 hasta la 66. Con 24 años, una meningitis le obligó a dejar el fútbol. Le afectó a los oídos y perdió equilibrio.

¿Le afectó tanto?

Fue una desilusión muy grande, sin más ni más, sin haber tenido nada anteriormente perdí la audición poco a poco, ya no podía correr y no me podía comunicar con nadie, lo que cambió totalmente mi vida, entonces lo que antes era normal y fácil se me convirtió todo en imposible. Se me trastocó todo y empecé con médicos, psicólogos, etc... Ventura Machado Melián me llevó al Orotava, donde fui directivo, masajista y entrenador. Los equipos de aquella época eran Santo Tomás de Aquino, Iberia, Plus Ultra, prejuvenil Orotava, At. Orotava B, en categoría Infantil. Luego trabajé con los alevines, para ir organizando la base. Fui mejorando la comunicación y me fui acoplando leyendo los labios y la mímica y lo imposible fue cambiando a posible.

¿Qué es para usted el Orotava?

Es todo. Por entonces me ocupaba mucho tiempo. Empezábamos sobre las 5 ó las 6 de la tarde a entrenar y terminábamos a las 10 ó 10:30 de la noche, con lluvia, con frío, etc... y continuar con las tertulias que duraban dos o tres horas más. Mi mujer me decía que me iba a poner una cama en el campo.

Su gran preocupación entonces fue la base.

Fue cuando empezamos a trabajar los veranos, me iba con algún directivo por distintos barrios y reclutábamos niños para que fueran al Quiquirá. Hacíamos partidos entre ellos y escogíamos a los mejorcitos para que sacaran el DNI. Así empezamos con alevines, infantiles y juveniles y al mismo tiempo era masajista y segundo de la UD Orotava, entre otros con Sedomir, Antonio Hernández Sánchez, Nolito, Alfonso Rivero, hasta que llegó un presidente y después de entrenar un año en el infantil Orotava me pasó al equipo de Tercera, donde estuve dos temporadas. En el Orotava entrené en todas las categorías. También preparé a Los Pinos cuando fue filial del Orotava. Fuera de La Orotava dirigí al San Fernando, media temporada, y una en Preferente con el Santa Úrsula, donde puse a jugar a un infantil con el primer equipo.

¿Lo mejor que le ha pasado en el fútbol?

Por encima de todo y con gran diferencia, tener tantos y tan buenos amigos que no dudan en saludarme allá por donde voy.

¿Le ilusiona este homenaje que le hace la UD Orotava?

A nadie le amarga un dulce, pero me da vergüenza que se molesten por mí, cuando lo que he hecho ha sido porque me encontraba cómodo con la gente que convivía en el fútbol y estaba adaptado a ese ambiente, pero sí es cierto que el fútbol ha sido gran parte de mi vida a pesar de las circunstancias, y lo que he realizado lo he hecho con entera vocación e intentando enseñar y educar.