La mayoría de los que vieron sus actuaciones coincide en que no era de los que peor jugaba en el Grupo II de Segunda B, pero los resultados, la única verdad en este deporte, lo devolvieron a Tercera una jornada antes de que concluyese la Liga regular. El Tenerife B, en su segunda aparición con esa denominación en la categoría de bronce, no cumplió ninguno de los objetivos trazados: permanecer a las puertas del fútbol profesional y proyectar jugadores hacia la primera plantilla. La segunda de las metas carecía de inmediatez y tampoco dependía de él, aunque, a diferencia de otros filiales de Primera, los canteranos blanquiazules parecieron invisibles en su club.

Sólo en ocho de las 38 jornadas, el segundo equipo ocupó un puesto de descenso. Si bien coqueteó con ellos gran parte de la campaña, se complicó su empresa en la recta final y de tal manera que fracasó a un partido del fin de la competición. Perdió la categoría como penúltimo, siendo la única vez que ocupó esa posición.

En la primera vuelta sumó 20 puntos, concluyéndola 17º. Sus actuaciones en la segunda le reportaron dos menos, acabando la Liga con 38 puntos, dos más que su también descendido primer equipo en el mismo número de encuentros.

A nivel global, sólo hubo dos conjuntos (Alcalá y Sporting B) que sumaron menos como local que el Tenerife B (26 puntos), mientras que fuera de casa nada más que el Lanzarote obtuvo menos renta que los blanquiazules, que sumaron 12 puntos lejos de Tíncer, ocho en la primera vuelta y cuatro en la segunda.

Sus jugadores.- Alfredo Merino, entrenador del CD Tenerife B, utilizó 29 jugadores a lo largo de la campaña, siendo tras el Alcalá y el Lanzarote, que alinearon a 32, el segundo conjunto en este aspecto. Pero en convocatoria llegaron a entrar hasta cinco jugadores más, que se quedaron si actuar.

El técnico recurrió con frecuencia a futbolistas del Tenerife C y a uno del juvenil (Josmar Zambrano). Del conjunto de Preferente dio minutos a Jesús -muchos-, Alejandro, Bruno, Germán, Sandro, Gaizka y Airam Benito, siendo también citados pero sin llegar a debutar en Segunda B los porteros Dani Mederos y Matías, el defensa Toledo, el centrocampista Cristian y el delantero Chus Luque. Este futbolista dejó la disciplina blanquiazul con destino al Ibarra, como también la abandonaron Airam Benito, al Roda malagueño; Rubén Hernández, al Rayo Cantabria, y el inédito Julio, al Atlético Victoria.

Sólo el portero Toño Ramírez entró en una convocatoria del primer equipo, con el que entrenaba los primeros días de todas las semanas. Fue por enfermedad del guardameta suplente Luis García. Además, Julio de Dios trabajó en unas pocas sesiones con la plantilla profesional y, en una ocasión en diciembre y por el número de bajas en el primerdivisionario, Jesús, Moreno y Juan Ramón participaron en un partidillo.

A nivel individual, Airam acabó como máximo goleador de la categoría con sus 27 dianas. Su excepcional promedio durante los ocho primeros meses de la competición adquirió normalidad al final, ya que no perforó las porterías rivales en los seis últimos encuentros.