Cuarenta y cuatro años después de conseguir su única Copa del Mundo, Inglaterra se enfrenta, bajo la batuta de Fabio Capello, a la necesidad de vencer a Eslovenia si no quiere cargar con el ridículo de abandonar el Mundial por la puerta de atrás, sin conocer la victoria.

Después de dos empates (1-1 con Estados Unidos, 0-0 con Argelia), la crisis estuvo a punto de estallar en el seno de la selección inglesa. Capello proclamó que este equipo no es el que ha conocido en los últimos meses y John Terry confesó que todos tenían ganas de exteriorizar sus sentimientos en una reunión con el técnico. Frank Lampard, otro de los "gallos" del vestuario inglés, negó cualquier atisbo de ruptura entre jugadores y técnico, y atribuyó las palabras de Terry a su carácter apasionado.

Un triunfo hoy garantizaría la clasificación a Inglaterra pero no el primer puesto del Grupo C, ya que Estados Unidos, que ha marcado más aunque tiene la misma diferencia de goles, podría superarla si vence a Argelia. Un empate podría dejar fuera a Inglaterra en la primera fase, algo que no ocurre desde hace medio siglo.

El único jugador inglés no disponible será Carragher, que está suspendido para este encuentro. Capello, de cuyo único gol como jugador en una Copa del Mundo se cumplirá justamente hoy el 36 aniversario, tendrá que remodelar el equipo para darle una mayor proyección ofensiva.

Por el contrario, Eslovenia, encaramada al primer puesto del grupo después de dos partidos (venció 1-0 a Argelia y empató 2-2 con Estados Unidos), ha ido adquiriendo confianza a medida que el conjunto inglés se descomponía. Su capitán, Robert Koren, se declaró sorprendido por el pobre juego de Inglaterra en este Mundial, aunque advirtió que tiene "jugadores brillantes".