Ghana y Sudáfrica, dos de los países más destacados del continente africano, se convirtieron hoy en una sola nación durante las dos horas que duró el encuentro del Mundial 2010 entre el equipo de Uruguay y la selección ghanesa, la cual contó con el inagotable y ferviente apoyo de los aficionados anfitriones.

Cuando los Bafana Bafana de Sudáfrica quedaron eliminados del campeonato y Ghana pasó a cuatros de finales, los locales ya anunciaron a bombo y platillo que la unidad de África les llevaba a apoyar al único equipo del continente que permanecía en el Mundial, y hoy cumplieron con su palabra.

Miles de sudafricanos seguidores del equipo ghanés aparecieron en el Soccer City con gorros, banderas, las camisetas de la selección de Ghana y carteles con mensajes de apoyo, un claro indicativo de que los locales se han pasado a apoyar a los ghaneses, y además lo hicieron hoy con el mismo entusiasmo con el que apoyaron a los suyos.

Nadie coreó los nombres de los jugadores del equipo uruguayo cuando el locutor anunció la alineación de los sudamericanos, y sin embargo, la de los ghaneses provocó el estruendo de los vuvuzelas en el Soccer City de Soweto, como si los Black Stars fueran la reencarnación de los Bafana Bafana.

De hecho, durante el día de hoy, antes del encuentro, algunos medios sudafricanos como The Star le dieron un nuevo nombre a la selección ghanesa, que pasaron a llamar los Baghana, un equipo que según los comentaristas locales lleva a todo un continente a sus espaldas.

Parecía que el Mundial de 2010 se hubiera trasladado a Ghana de la noche a la mañana, porque no se vio ni una sola bandera sudafricana en el Soccer City de Soweto y ni una sola cara pintada con el emblema del país que acoge el campeonato de fútbol.

La gran mayoría de los asistentes llevaban a la espalda la bandera de Ghana, mientras que muchos se tiñeron el rostro de verde, amarillo y rojo, los colores de numerosas banderas africanas, y se dibujaron sobre la nariz la estrella negra que caracteriza a la bandera del país del África Occidental.

Mientras que los asistentes observaban en relativo silencio las constantes embestidas del equipo uruguayo durante la primera parte del encuentro, cada vez que los ghaneses emprendían su marcha hacia la portería de los sudamericanos, el público animaba a los Black Stars como si se tratara de una oportunidad inigualable.

Los gritos de la afición de Sudáfrica llegaron a su nivel máximo cuando los ghaneses marcaron el primer gol del partido al final de la primera parte, que desató en el estadio un intenso estruendo que se hizo eterno y que nada tuvo que envidiar al que provocó el primer tanto de este Mundial, el del sudafricano Siphiwe Tshabalala.

Nada pudieron hacer los seguidores uruguayos ante el apoyo masivo a la selección de Ghana, y mientras que se vislumbraban en las gradas del Soccer City pequeñas y estáticas manchas azules, en los alrededores del recinto, donde el ambiente festivo brilló por su ausencia, a los celestes no se les pudo ver por ninguna parte.

Desde que fuera el primer país del África subsahariana en independizarse el 6 de marzo de 1957, Ghana ha sido un ejemplo a seguir por su estabilidad política y por ser uno de los países con mayor crecimiento del continente.

Ahora, a pesar de que los Black Stars fueran derrotados por Uruguay en la tanda de penaltis y se quedaran a las puertas de convertirse en el primer equipo africano en llegar a las semifinales de un Mundial, la popularidad del fútbol convertirá seguramente a Ghana en un icono para todas las naciones africanas.