SIGUE TENIENDO cierto déficit de credibilidad deportiva el Isla de Tenerife Socas Canarias. Y no por negligencia actitudinal. De todos es sabido cómo ha ido transcurriendo la temporada y las innumerables situaciones anómalas que han castigado al equipo y que le han impedido ser todo lo competitivo que hubiesen deseado.

Pero a la altura de temporada que nos encontramos, no parece buena estrategia seguir mirando hacia los lados y quejarse de dichos contratiempos. Y se observa que esa está siendo la receta que parece haberse dictado el propio grupo, una vez conocidas, hace ya tres semanas, las lesiones de Richi y de Jaime. El colmo de la mala fortuna había tocado fondo.

El partido de hoy vuelve a suponer mucha exigencia. Ese déficit deportivo no puede agravarse. Sería inoportuno ahora que el nivel de juego se acerca al esperado. Sin embargo los protagonistas saben de la entidad del rival. Cierto es que Breogán no atraviesa un buen momento. Los números del herreño Óliver Arteaga mitigan un periplo bastante discreto de los gallegos, pero bueno sería no infravalorar las prestaciones de un conjunto que logrará despertar.

Los de Alejandro Martínez conocen que la estrategia de crecimiento se cimenta en el trabajo defensivo. Sus dos mejores actuaciones han estado directamente relacionadas con un excelente rendimiento en esa faceta del juego. Los interiores volverán a tener una dura papeleta ante uno de los conjuntos que mejor rebotean. No será fácil. Pero es necesario comenzar a encontrar la normalidad y dos partidos seguidos en casa deben dar para ello.

El peor enemigo de hoy, y aun pareciendo una contradicción si miramos el bagaje de victorias y derrota que tiene el equipo hasta el día de hoy, es manejar con euforia la previa del encuentro. Una euforia que podría haberse presentado después del buen sabor de boca que dejó la plantilla hace siete días. Pero el juego en ese partido sólo debería suponer un refuerzo moral, también muy necesitado, porque el de hoy hay que ganarlo hoy. Y hay que hacerlo con las mismas armas que nos han llevado a pensar que la normalidad deportiva está cada vez más cerca.