Nino y Jonathan Viera tienen un tratamiento diferente al resto. El delantero almeriense y el canarión son las "joyas de la corona" en el CD Tenerife y UD Las Palmas, respectivamente. Ambos tienen "novias" en el mercado y hay unanimidad en los especialistas para situar su valor económico en cifras con seis ceros separados de tres en tres. Ayer, en un mal partido, ninguno de los dos sobresalió. No fueron decisivos como en otras ocasiones. Bajo el microscopio, la actuación de uno y otro no pasa de un aprobadillo.

Nino es el presente del CD Tenerife desde hace tres años. Una semana más, como en las últimas cuatro temporadas, se situó como referente en el ataque blanquiazul y fue buscado constantemente por el resto de sus compañeros.

Se le vio en acción en 26 ocasiones, más en la primera que en la segunda mitad. Disparó dos veces a puerta en los 45 minutos iniciales y una en la continuación. Solo su primer chut, a los 17 minutos, encontró dirección, haciendo intervenir al portero de la UD, Barbosa. Su búsqueda del gol en la segunda mitad se limitó a un intento de tijera que rebotó en un defensa amarillo.

Nino, especialmente vigilado por Aythami o Pignol según su zona de actuación, erró cinco pases, dos de ellos centros al área con clara intención de asistencia.

El almeriense no ayudó nada en defensa y muy rara vez cruzó la línea del centro del campo en dirección contraria al área amarilla.

Por su parte, Jonathan Viera poco mostró sobre el césped del Heliodoro Rodríguez López. Parecía faltarle un socio con el que hacer rápidas paredes y, sobre todo, sobrarle el marcaje de Pablo Sicilia.

Actuó como mediapunta, sin caída a las bandas. Tocó el balón en 40 ocasiones, aunque la mayoría de las veces para soltarlo rápido con un pase corto. Nunca buscó la acción individual y solo disparó a puerta en una ocasión, en la primera mitad, con un lejano tiro frontal que se marchó alto. Su actuación, nula en defensa, resultó de lo más discreta en base a lo mucho que se habla de él. Pero ayer no fue día de lucimientos.