Como en el "cuento del lobo", en las últimas jornadas se ha esperado que la incertidumbre acabara, es decir, que llegara ese momento en que el Tenerife defina su futuro, o bien rompiendo con un triunfo la mala racha que lo tiene hundido y avive su fe o "casi" confirmando el descenso a Segunda B con una derrota. Pero no lo ha hecho. Ahora el fútbol y las matemáticas no parecen tener más margen. Lo dijo David Amaral en su presentación: el duelo ante el Huesca "es el más importante de los últimos 25 años". Solo si triunfa podrá seguir luchando por la salvación. Y así, en esta agitada semana ni la máxima que dice: "A entrenador nuevo, victoria segura", se ha utilizado como baza a favor de los blanquiazules.

Se confía en Amaral, pero no en la suerte y/o capacidad del equipo. Después de tres días preparando el partido, el de Arico ha dejado muchas dudas en relación al once que utilizará. Apartando las que tienen que ver con el estado de Dubarbier y Antonio, en defensa no está claro quien sustituirá al sancionado Luna. Parecía que Pablo acompañaría a Prieto, pero ayer lo puso de lateral diestro. Si se decanta por esta opción, Melli jugará en el centro -por lo que se ha visto en los entrenos Bertrán no es intocable para él-. Y Bellvís -no ha utilizado a Beranger en las pruebas que ha hecho- por la izquierda. Kitoko -aunque no habría que descartar a Mikel, con quien probó en el ensayo de ayer y mantuvo una larga charla- y Ricardo se mantendrían en el doble pivote, con Julio por delante. Juanlu y Omar parecen los favoritos para ocupar las bandas.

Entre tanto, el Huesca se presenta al envite con ganas de pescar en el revuelto río blanquiazul y sacar tres puntos que le den más tranquilidad aún. A Onésimo le preocupa la baja por sanción de Corona, al que sustituirá Echaide. Sorribas e Iñigo Pérez actuarán por delante junto a Camacho, que caería a la mediapunta. Jokin parece ser otra de las novedades que piensa introducir en el once. Sustituiría a Toni.