Real Madrid y Barcelona trasladan a la competición más importante del mundo a nivel de clubs la magia de un clásico repleto de histórica rivalidad, por alcanzar la gran final de Londres y alimentar el gran objetivo de la temporada. Será el tercer asalto de un mes de locura entre los dos eternos enemigos. Los dos últimos duelos los más trascendentales. Los que impulsarán el camino hacia la "Décima" o la "Cuarta" Copa de Europa. Un enfrentamiento a vida o muerte que proclamará un vencedor de la temporada tras repartir Copa del Rey, para el madridismo, y Liga, para los culés.

Ninguno quiere el papel de favorito. Por historia le pertenece al Real Madrid. Por presente al Barcelona. La lucha psicológica la representan sus entrenadores, José Mourinho y Pep Guardiola. La batalla táctica del terreno de juego, la convierten en dialéctica. Sobre el césped, el fragor de la batalla se olvida de amistades y compañeros de selección protagonizan grandes piques para el recuerdo.

Es la mentalidad que ha trasladado Mourinho a sus jugadores. En el campo solo hay enemigos. Más aún desde el doloroso 5-0 del Camp Nou. Fue una bofetada de realidad que no ha hecho más que acrecentar las ganas de venganza. El empate de la vuelta liguera fue el inicio de la reacción. La final de Copa ganada en la prórroga, la espina quitada y la reivindicación de un estilo diferente de fútbol que también conduce a los títulos.

Y así se presentará de nuevo el Real Madrid. Sin importar a Mourinho que la ida de las semifinales europeas sean en el Santiago Bernabéu. Imponiéndose en su mente que es un partido de 180 minutos. Con un trivote inamovible liderado por Pepe, que se ha convertido en el ogro barcelonista.

Ricardo Carvalho, por sanción, y Sami Khedira, por lesión, son bajas importantes de dos fijos de Mourinho, que tiene pensado suplirlas con la entrada de Raúl Albiol en el centro de la defensa y de Lass Diarra en el trivote.

El tridente ofensivo formado por Ángel Di María, Mesut Özil y Cristiano Ronaldo será el encargado de buscar goles que den ventaja en la ida. En el Real Madrid están apercibidos de sanción Albiol, Sergio Ramos, Di María y Cristiano.

El Barcelona espera dar el primer golpe de autoridad en el tercer clásico, después de dos partidos anteriores en los que los azulgrana, a pesar de dominar los choques, no supieron concretar en el tanteador la superioridad mostrada. Para el Barça, el mejor antídoto al revés recibido la semana pasada en la final de la Copa del Rey fue la victoria el sábado contra Osasuna y haber mantenido los ocho puntos de ventaja en la primera posición de la Liga.

En dicho encuentro, el argentino Javier Mascherano volvió a jugar de central junto a Piqué, disposición que se aventura también para hoy, dado que en el caso de que se pueda recuperar definitivamente Carles Puyol -titular en la Liga contra el Madrid, pero ausente en la Copa y contra el Osasuna-, su situación física le condicionaría mucho. La exigencia de estar al máximo en un partido como una semifinal de la Liga de Campeones podría reubicar al capitán del Barça al lateral izquierdo, debido a que en esa demarcación el conjunto catalán no tiene mimbres: Abidal está de baja tras una operación en el hígado, Adriano estará ausente cuatro semanas por una lesión y Maxwell se lesionó contra el Osasuna.

El centrocampista, que aterrizó en Madrid como la principal incógnita de Guardiola para el tercer clásico de las últimas semanas a causa de una contractura en el sóleo de la pierna derecha, es baja definitiva tras recaer en el inicio del entrenamiento, del que se retiró a los diez minutos. Keita parece su recambio natural.

En las dos ocasiones que se cruzaron ante en unas semifinales de Copa de Europa, ganó el real Madrid: en 1960 y en 2002.