Jonay Hernández, Meji, confiesa que su entusiasmo por volver a formar parte del Tenerife le lleva a querer hacer "más de lo que debería", pero también tira de su experiencia para dosificarse. El ejemplo más claro está en la manera en que está asumiendo la micorrotura muscular que sufre, lesión que le ha impedido trabajar con normalidad durante los primeros días de la concentración que está llevando a cabo el equipo en La Palma. Como cada vez que atiende a un medio de comunicación, aprovecha para recordar que al Tenerife no le bastará con su condición de favorito al ascenso para sacar adelante sus encuentros. "En esta categoría no se gana con el escudo". Lo dice alguien con casi doscientos partidos en Segunda B.

¿Cómo se encuentra?

Mucho mejor; mejor de lo que esperaba. Es una microrrotura y ya estoy haciendo cosas que no pensaba realizar tan pronto. Tengo que recuperarme bien, con tranquilidad. Las cargas de trabajo en esta parte de la pretemporada son bastante grandes y voy con cuidado.

Se lesionó en el partido del pasado jueves en Granadilla...

Sí, por el cambio de superficie -el Tenerife jugó en un campo de césped artificial- noté una pequeña contractura y decidí retirarme a tiempo para no agrandar la lesión.

Prefirió no arriesgar...

Exacto. Por eso decidí parar. Con la experiencia que tengo sé que en estas circunstancias, y más en esta fase de la pretemporada, no vale la pena forzar. Decidí retirarme y la recuperación está siendo mejor.

¿Cuándo tardará en integrarse en el trabajo colectivo?

Espero hacerlo pronto. Estas lesiones son un poco traicioneras. Al principio no te duelen mucho, pero si exiges en el esfuerzo puedes recaer y eso es lo que no me debería pasar. Una recaída me mataría.

Pero no deja de ser un contratiempo en plena construcción del nuevo Tenerife. ¿Le preocupa?

No estoy perdiendo tanto en el aspecto físico. Esta lesión me permite, por lo menos, correr y hacer cosas y no me quedaré atrás.

Al margen de su estado, ¿qué valoración hace de la primera parte de la pretemporada?

Todo va genial. El grupo está trabajando muy bien, la intensidad en los entrenamientos está siendo muy buena, se ha incorporado algún jugador más y se va viendo el equipo poco a poco. Esperamos llegar al cien por cien al primer partido de Liga con el Vecindario.

Y en el plano personal, ¿cómo está siendo su regreso al Tenerife después de tantos años fuera?

Estoy contento. Estar aquí es una motivación más, es un reto para mí. A veces peco de querer hacer más de lo que debería, pero en ese aspecto no hay ningún problema.

Nunca había participado en una pretemporada con el primer equipo del Tenerife, ¿verdad?

Todas las que hice fueron con el filial. Nos íbamos al monte, a Ravelo, a correr. Nada que ver con esto. Es un privilegio para nosotros trabajar así y los jugadores tenemos que aprovechar las condiciones que hay para estar a tope. Esto no lo ves en cualquier club.

Hablando del filial, ¿qué piensa al ver a tantos canteranos trabajando con el primer equipo?

Cuando yo estaba en el Tenerife no éramos tantos. No era tan asiduo ver jugadores del filial y por eso muchos tuvimos que irnos a jugar a la Península o fuera, como en mi caso -emigró a Escocia-. Me alegra ver a tantos canteranos trabajando con el primer equipo y que estén aprendiendo y sacrificándose por tener su hueco en la plantilla.

El Tenerife regresa a una categoría que Meji conoce muy bien. No se ha cansado de insistir en que la humildad es un va-lor indispensable en la Segunda B. ¿Cree que su mensaje está calando en el tinerfeñismo?

Espero que sí, porque no queda otra. No puedes ir agrandado porque a la primera te dan una bofetada. La Segunda División B es una categoría muy complicada y los partidos no se ganan con el escudo, sino trabajando duro y siendo mucho mejor que el rival. Aquí se valora mucho el trabajo, la ilusión que tengan los jugadores, el ganar las batallas individuales en el campo... Con eso vamos a estar en el buen camino.

Entonces, ¿la afición tiene que estar preparada para qué?

En algunos partidos sí se podrá hacer un juego más vistoso, pero lo más habitual será que los rivales vayan al Heliodoro a encerrarse y así será más difícil abrir la lata. Luego, fuera de casa encontraremos campos complicados. Que la gente no espere un fútbol vistoso.