El último ascenso del Tenerife fue hace tres temporadas y empezó a gestarse de verdad pasadas seis jornadas cuando Oltra modificó el dibujo que no funcionaba e hizo los cambios que el entorno pedía unánimemente. Entró Ricardo, se retrasó Manolo Martínez, apareció Juanlu, Alfaro abandonó la banda y se metió por detrás de Nino...

Ayer tuve la sensación de estar asistiendo a una situación semejante. Hasta ahora, y en especial esta semana, los mensajes de entrenador y jugadores recriminaban a la Prensa por criticar a un equipo que había ganado 5 partidos de 7. Era una queja demagógica, porque lo que criticaba la Prensa era un funcionamiento pobre, con el que las victorias no representaban más que pan para hoy y hambre para mañana.

Afortunadamente, Calderón ha corregido, con lo que implícitamente admite que el equipo no podía seguir de aquella manera. El de ayer sí es un buen Tenerife, un equipo con futuro, con grandes perspectivas en la temporada. Ahora sí juega, esa es la gran diferencia, tiene un dibujo equilibrado, idóneo para ejercer su condición de equipo superior a la mayoría en técnica y en capacidad ofensiva. La clave del asunto es que el entrenador ha rellenado el campo por dentro, con Kitoko solo en el eje y dos interiores avanzados, Marcos y Víctor Bravo, casi formando un 4-1-4-1. Eso le da a su equipo la posibilidad de progresar con la pelota. Un conjunto se hilvana a base de aciertos tácticos como estos y gracias a ello va encontrando otras ventajas: por ejemplo, ahora Cristóbal sí puede subir su banda, porque como hay posesiones largas él va a participar en el juego de ataque y a crear superioridad por fuera. El riesgo de que la zaga quede desguarnecida es mínimo, porque el hecho de tener un centro del campo tan poblado permite ejercer la presión arriba y recuperar más fácil la bola.

Pues todo esto, además de beneficiarse de que Tacón juegue orientado a su perfil bueno, el zurdo, y saque centros de calidad, son las cosas que mejoró el Tenerife ayer, en especial en la primera parte, en la que sacó del campo a un rival que eligió mal día para venir al Heliodoro (si llega a jugar aquí hace dos semanas se habría llevado algún punto).

Y marcó pronto.- El dinamismo con el que empezó el Tenerife sorprendió al Montañeros, que quiso apretar bastante arriba y se encontró con un rival dueño absoluto del balón y muy suelto en el toque. Pronto llegó el fruto. A los 7 minutos, la primera buena subida de Cristóbal en la temporada acabó con un pase raso al área que enganchó Tacón a la red. Un precioso gol, modelo del fútbol combinativo que vuelve por fin al Heliodoro.

De ahí en adelante, fue un monólogo, secundado por los aplausos del público, que disfrutó de una primera parte completísima. Ferrán Tacón puso dos centros con verdadera ventaja para el rematador, desde el fondo hacia dentro, pero Kiko no pudo precisar su cabezazo ante el espigado Capi. La avalancha encontró premio con el 2-0, cuando Kitoko aprovechó un despiste del rival para salir solo hacia el área, beneficiarse del movimiento de arrastre de Kiko y rematar a la red, favorecido por el toque de la pelota en un defensa.

El partido quedó cerrado, aunque el resultado se hizo corto, porque Rafa le sacó un buen disparo a Perona (30'') y porque el árbitro dejó sin sanción un claro penalty por mano de Dopico en el área.

Levantó el pie.- El segundo tiempo fue más aburrido, el Tenerife levantó el pie del acelerador, normal, bajo un calor sentido, y el Montañeros salió con la "vidilla" (actitud) que no tuvo antes del descanso. Este es un equipo que toca bien, tiene calidad y mira de frente al rival, se junta por dentro y puede entrar por fuera. Pero ayer no tuvo opción, menos sin Iago, que se lesionó en la primera parte. Su técnico, José Ramón, hizo todos los cambios posibles para buscar reducir distancias, pero su equipo no pasó de hacer dos o tres tiros lejanos sin peligro.

Enfrente, el Tenerife fue cubriendo el expediente, hasta que Calderón se decidió por refrescar al equipo. Metió a Nico y luego a Rosquete, pero no dio descanso a Marcos, que hizo un despliegue físico impresionante. En su nueva posición, prácticamente como interior derecho, es la pieza clave del equipo, para armar juego y para empezar la presión. La dinámica de ritmo bajo no cambió con los de refresco, pero el Tenerife pudo hacer más goles, antes y después de que Kiko firmase, en su especialidad de cabeceador, el tercero. Lo intentó Nico (18'') con un tiro fuera, luego Tacón, que finalizó mal dos contras con ventaja numérica, e incluso Zazo, en el descuento, a cuyo remate cercano respondió muy bien Rafa.

Eran minutos para la galería. El Tenerife, con sus goles, se había asegurado los puntos y, con su cambio de estructura, el futuro.