Los partidos se juegan en 90 minutos, pero se discuten durante toda la semana. Querer silenciar el debate o señalar la dirección de lo que deben opinar medios de comunicación y afición solo demuestra debilidad. Por eso, las críticas solo tienen una fórmula para disolverse: resultados y buen fútbol. Sucede que, en ocasiones, lo primero no basta. Es el caso del Tenerife y de Tenerife, donde hace dos semanas se pitó al colíder. Ayer, después de perder en Getafe, los más de nueve mil valientes que acudieron al Heliodoro animaron y aplaudieron con entusiasmo los primeros 45 minutos de los suyos.

La fórmula.- Calderón eligió que su equipo tuviera la pelota, combinara y buscara con intención la portería contraria. Con más gente por dentro y Ferrán Tacón en su sitio, los blanquiazules se escalonaron mejor y pudieron presionar más arriba. Como consecuencia, robaron más cerca de la portería contraria y sufrieron menos para llegar con más efectivos al área contraria y alejar al rival de la propia. Con mucha posesión de balón, los laterales (más bien Cristóbal) también aportaron más en ataque.

Jugar bien.- Como resultado, el Tenerife brindó a sus aficionados los mejores 45 minutos de la temporada. Fue una escuadra agresiva, con hambre, bien ajustada y sin fisuras. El Montañeros se vio sorprendido por la intensidad local y, cuando quiso reaccionar, ya iba por detrás en el marcador. De repente, el recurrente pelotazo a Kiko Ratón, tan frecuente en las jornadas anteriores, desapareció casi por completo. Sí, había otra forma de jugar y equipo para practicarla.

El aplauso como premio.- En la grada, la gente se divertía. Con ganas de ver buen fútbol después de dos años de sufrimiento, los seguidores insulares aplaudieron jugadas de ataque, regates, circulaciones de balón y hasta algún apurado despeje. No hizo falta "remar en la misma dirección" durante la semana. Únicamente fue necesario ver al equipo remar en la dirección correcta para que afición y medios nos sumáramos al esfuerzo para mover el barco. A veces, todo es más sencillo de lo que parece: los aplausos o los pitos son la respuesta a lo que se ve sobre el campo. No al revés.

El caso Kiko Ratón.- El delantero tinerfeño volvió a ver portería. Marcó el 3-0 a la salida de un córner y de cabeza. Lógico. El juego aéreo y el cuerpo a cuerpo con los centrales son su fuerte, pero no le pidamos la habilidad de Ferrán Tacón, lo mismo que a éste no le pedimos que cabecee como el portuense. Hay que tenerlo presente a la hora de enjuiciar la labor del capitán, que será importante esta temporada.

La segunda parte.- Ganando 2-0, con una humedad espectacular y mucho calor, la segunda parte se le hizo cuesta arriba a un Tenerife que vivió de las rentas. Eso sí es entendible. Lo del Coruxo no.