La República Checa que lidera la tenista más determinante del año, Petra Kvitova, y Rusia, comandada por Vera Zvonareva, aspiran al trono vacante de la Copa Federación que Italia ha hecho suyo en los dos últimos años, en la final que se disputará a lo largo de este fin de semana en Moscú.

Checas y rusas pretenden recuperar la hegemonía de la competición, que fue suya en tiempos pasados. El conjunto centroeuropeo, como Checoslovaquia, aspira ahora a su sexto título, el primero desde la escisión, después de dominar el torneo en los años 80. Fue campeona en 1975 y después en 1983, 1984, 1985 y 1988, la última vez que jugó una final.

La supremacía de Rusia fue más reciente. En el primer decenio del siglo XXI, con los éxitos en las ediciones del 2004, 2005, 2007 y 2008. Tres años después pretende restablecer el poder que Italia le arrebató en las temporadas 2009 y 2010, tras vencer, en ambas ocasiones, a Estados Unidos.

Petra Kvitova es el gran reclamo de la final. La ahora número dos del mundo, dominadora de seis torneos del 2011, entre ellos Wimbledon y, recientemente, el Masters Femenino, puede dar lustre al curso con un éxito sin precedentes para su país. La primera Copa Federación para la República Checa como país independiente.

El capitán Petr Pala ha cambiado sustancialmente el equipo que derrotó a Bélgica por 3-2 en las semifinales. Kvitova seguirá como baza principal. Pero Lucie Safarova vuelve después de una larga lesión junto con Lucie Hradecka y Kveta Peschke.

Kvitova disfruta de su mejor año. La zurda de 21 años aún no conoce la derrota este año en la Copa Federación. Y acumula un parcial de 19-0 en pista dura.

Safarova, también zurda, actuará como segunda jugadora de individuales. Situada en el puesto 24 del ránking, regresa después de superar un problema en el muslo que le impidió jugar en abril el duelo de semifinales.

Las checas carecen de un dobles específico aunque disponen de Peschke, una dominadora de la especialidad. La tenista de 36 años es la número dos del mundo en la clasificación por parejas y es la ganadora de Wimbledon en compañía de la eslovena Katarina Srebotonik.

Por su parte, el capitán ruso Shamil Tarpischev ha mantenido la base del equipo que apeó del torneo a Italia, vigente campeona, por un contundente 5-0. Las opciones del cuarteto local siguen depositadas en la número 7 del mundo, Vera Zvonareva.

Finalista en el 2010 de Wimbledon y del Abierto de Estados Unidos, estará auxiliada por Svetlana Kuznetsova y Anastasia Pavlyuchenkova. Maria Kirilenko es la novedad en la formación, en detrimento de Ekaterina Makarova.

Tanto Zvonareva como Kuznetsova ya saben lo que es ganar el título. La primera participó en dos de las finales. Kuznetsova en tres. Ambas aportarán la experiencia. Pavlyuchenkova y Kirilienko, por su parte, disputarán su primera final.

Varias cosas aún por definir para Tarpischev. En primer lugar, debe determinar la segunda jugadora para los encuentros individuales. Zvonareva tiene el puesto asegurado pero el otro lugar está entre Kuznetsova, 19 del mundo, y la joven Pavlyuchenkova, 15 del ránking.

Pero el capitán ruso también tendrá que decidir qué dos jugadoras formarán pareja para el que podría ser crucial encuentro de dobles del domingo. El dúo más probable sería Kuznetsova y Pavlyuchenkova, que ya formaron pareja en la primera ronda a principios de año.

La final de Moscú será el quinto enfrentamiento entre ambos equipos, que mantienen el equilibrio hasta ahora.

El conjunto ruso se impuso en el más reciente, en el 2001, disputado en Madrid, en la ronda de grupos, sobre tierra, y en la edición jugada en 1981, como Unión Soviética, jugada en Tokio, en la segunda eliminatoria de la competición.

Las checas, como Checoslovaquia, vencieron a la entonces URSS en 1991, en Nottingham (2-1) y en la final de 1988, en Melburne, Australia, cuando el cuadro centroeuropeo logró su último éxito en la Copa Federación.