Andoni Zubizarreta, que en la década de los 80 y 90 del pasado siglo fue portero del Athletic, el Barcelona y el Valencia, se retiró con 622 partidos en Primera, una división en la que permaneció 17 años ininterrumpidos. Fue a la conclusión de la temporada 1997-1998 y su registro de encuentros ligueros es el tope en la máxima categoría. Si bien en los sucesivos peldaños inferiores no hay datos oficiales de gestas individuales de este tipo, la suma de los partidos de la carrera de Rubén Coméndez, jugador del Vecindario, lo aúpan a un podio exclusivo para futbolistas longevos y de gran rendimiento. El centrocampista, de 39 años de edad (Valladolid, 27-07-1972), cumplirá este domingo, cuando su equipo se enfrente a La Roda, 600 partidos en Segunda División B.

"No creo que nadie haya llegado a esta cantidad, es muy complicado", afirma Rubén Coméndez, quien tiene claro que alcanzará esta cifra por su excelente forma física. "Toco madera porque no sé lo que es perderme un partido por lesión", comenta un deportista que comenzó a jugar en categoría nacional en edad juvenil defendiendo los colores del Arandina en Tercera División, hace 20 años. Ahora, practicando el deporte que le apasiona, ha echado raíces en las Islas, en las que lleva 11 ininterrumpidos viviendo: ocho en Gran Canaria -"mis dos hijos son canarios", cuenta- y tres en Fuerteventura. Mucho antes, en 1998, llegó al fútbol isleño para defender en La Palma a un CD Mensajero que hizo una de las mejores campañas de su historia.

Un "no" rotundo.- "No me imagino una vida sin el fútbol, me parece imposible, y lo digo con un no rotundo", afirma el vallisoletano, que recuerda que empezó a sentir este deporte en sus primeros años. "El fútbol es mi vida. Me cuentan que con tres o cuatro años, estando con mi padre en un partido, metí la cabeza en un charco para darle a un balón que salía del campo", rememora. Y Coméndez tiene cuerda para rato. "En los últimos años, desde que hace cinco temporadas llegué a la UD Vecindario, pienso en el día a día. Mientras disfrute y tenga la misma motivación seguiré en él. Para mí, entrenar es disfrutar. El día que me cueste me diré que algo pasa", se sincera, añadiendo: "El físico me acompaña, aunque en las últimas temporadas no he firmado un contrato por más de un año pese a que confío en mí".

Merecían más.- En su dilatada carrera en Segunda División B, Rubén Coméndez ha coincidido con un amplísimo número de futbolistas. Este deporte le ha dejado, asegura, "muchísimos amigos". Pero le queda la pena de que muchos de ellos no pasaron de esa categoría teniendo cualidades para más. "Estando en el Mensajero -temporada 1998-1990-, nuestro portero era Moisés Trujillo. Cuando lo vi, pensé qué pedazo de portero. Luego volvimos a ser compañeros en el Universidad. Él, como el defensa José Ojeda, eran grandes profesionales y me parecían que eran jugadores de Primera. Hicieron una carrera muy por debajo de su capacidad como futbolistas", explica un centrocampista cuyo cénit deportivo llegó en el verano de 1997, con su fichaje por el Elche, que estaba en Segunda División A. "Solo jugué un partido de Liga, que fue contra el Hércules, y varios de Copa. Ciriaco Cano era el entrenador que comenzó la campaña y no contaba conmigo", recuerda. "En aquel Elche había jugadores como Héctor (Sevilla y Deportivo), Eloy (Palmas) o Claudio, ahora entrenador de la Ponferradina", añade.

En el futuro.- Rubén Coméndez cuenta con el título de entrenador nacional, pero no se plantea usarlo... de momento. "Mientras me encuentre bien, como hasta ahora, jugaré. No sé hasta cuándo", concluye un deportista que siempre ha sido un ejemplo de regularidad en todos sus equipos.