El técnico Alex Ferguson cumple este domingo un cuarto de siglo al frente del Manchester United, cuyo vestuario sigue gobernando con mano de hierro a pocas semanas de cumplir 70 años.

Los registros de la UEFA sólo recogen a un entrenador que haya aguantado más tiempo que el escocés al frente de un equipo profesional: el francés Guy Roux, que dirigió al Auxerre durante 44 años, de 1961 a 2005.

En el fútbol de élite contemporáneo nadie hace sombra a Ferguson en cuanto a número de temporadas en un mismo club, ya que el segundo en el ránking, el francés del Arsenal Arsène Wenger, se hizo cargo de los "gunners" en 1996, hace quince años.

Más de una generación de seguidores del United ha visto cómo el cabello de Ferguson encanecía en el banquillo de Old Trafford desde aquella noche de noviembre de 1986 en la que ganó su primer partido, 1-0 frente al Queens Park Rangers.

El escocés llegó a un equipo que parecía haber dilapidado sus años de gloria y que hacía casi dos décadas que no ganaba un título de liga.

Los aficionados tuvieron paciencia y esperaron siete temporadas hasta que el United, liderado entonces por el delantero francés Éric Cantona, despegó de nuevo en 1993.

Ese año conquistaron el primero de los doce títulos de Premier League que acapararía Ferguson, a los que se sumaron dos Ligas de Campeones, en 1999 y 2008.

En esos 19 años de triunfos nunca ha sido puesta en duda la consistencia de un equipo que solo ha quedado fuera de los dos primeros puestos de la tabla de la liga inglesa en tres ocasiones.

Ni siquiera resultados humillantes como la reciente goleada de los vecinos del Manchester City en Old Trafford (1-6), hacen tambalear a un técnico que parece tan resistente como la institución a la que representa.

Los "citizens" del argentino Sergio "Kun" Agüero y el español David Silva son quizás los máximos favoritos a hacerse con el título este año, pero Ferguson ha visto a lo largo de su carrera cómo muchos clubes ascendían de manera fugaz para volver luego a posiciones más modestas.

Liverpool, Leeds, Blackburn, Newcastle o Arsenal, todos ellos plantaron cara al United alguna vez, pero solo Ferguson resiste en lo más alto.

Y es que el escocés mide el tiempo desde coordenadas distintas al resto de entrenadores: varias semanas de malos resultados pueden poner en la cuerda floja a cualquier técnico europeo de primer nivel pero, para él, no son más que una mala racha pasajera.

Los jugadores que han estado a sus órdenes se debaten entre dos visiones complementarias sobre Ferguson, la del "padre" que tutela a las jóvenes promesas que él mismo descubre y acompaña hasta lo más alto, y la del entrenador inflexible que no duda en añadir presión a su equipo.

Probablemente el inglés David Beckham todavía recuerde el zapatazo accidental que le propinó Ferguson al golpear una bota tras caer derrotados contra el Arsenal en 2003.

"Fue un incidente raro: si lo intentara de nuevo un millón de veces no volvería a ocurrir, porque en ese caso seguiría en activo como jugador", se disculpó el técnico con el centrocampista, que lució una brecha en la ceja durante semanas.

La sucesión de Ferguson al frente del Manchester United es todavía un tema tabú y, aunque su retirada se prevé cada día más cercana por cuestiones de edad, son pocos los que se atreven a aventurar posibles candidatos en un proceso que no liderará nadie más que el escocés, como siempre ha ocurrido en este club.