Los decepcionantes números en la Liga, con sólo 19 de 48 puntos, y la eliminación en la Copa del Rey anticiparon el final de la segunda etapa de Gregorio Manzano en el banquillo del Atlético de Madrid, otra aventura fallida como rojiblanco tras su paso en 2003-04 y agotada desde hace diez días.

Desde la derrota contra el Espanyol por 4-2, una demostración más de la debilidad como visitante este curso del conjunto madrileño, que sólo ha sido capaz de lograr uno de los 21 puntos a domicilio, quedó contra las cuerdas. Le confirmaron para los siguientes tres partidos, hasta ayer ante el Albacete, pero ya estaba sentenciado.

Manzano se despide del Atlético después de 28 partidos oficiales, con trece victorias, cinco empates, diez derrotas, 45 goles a favor y 35 en contra; en la décima posición en la clasificación de Liga, a diez puntos del cuarto puesto, eliminado de la Copa del Rey por el Albacete, de Segunda B, y con el billete para dieciseisavos de la Liga Europa.

Su déficit, además de la Copa, ha aparecido en la Liga. Ahí, el equipo sólo ha sumado 19 de los 48 puntos en dieciséis encuentros, no ha pasado de la octava plaza de la tabla en cuatro meses de competición y ha sufrido una trayectoria infame como visitante, uno de 21 puntos, en contraste con su buena marcha en el Calderón.

Si en su estadio estaba invicto hasta el pasado domingo, cuando cedió por 0-2 con el Betis, después de haber ganado a Sporting de Gijón (4-0), Racing de Santander (4-0), Zaragoza (3-1), Levante (3-2) y Rayo Vallecano (3-1) y haber empatado con Sevilla (0-0), Osasuna (0-0) y Mallorca (1-1), a domicilio sólo logró un empate.

Lo consiguió en Granada (0-0). El resto de sus encuentros fuera de casa, seis, se resolvieron con derrota: 1-0 con el Valencia, 5-0 con el Barcelona, 3-0 con el Athletic, 3-2 con el Getafe, en un duelo en el que desaprovechó un 0-1 a favor en superioridad numérica, 4-1 con el Real Madrid y 4-2 con el Espanyol.

También está eliminado de la Copa del Rey, con dos derrotas humillantes con el Albacete, de Segunda División B, que se impuso en la ida por 2-1 y que este miércoles se clasificó para octavos de final con una victoria por 0-1 en el estadio Vicente Calderón.

El único consuelo es la Liga Europa, en la que ha pasado la fase de grupos como campeón de grupo, con cuatro victorias, un empate y una derrota, y se cruzará en la siguiente ronda con el Lazio italiano.

Hoy fue despedido oficialmente del Atlético, al que llegó el pasado verano con ganas de revancha, sin ser el primer candidato para el banquillo y como una elección cuestionada por un sector de la afición, que rodeó de ruido su designación como técnico del equipo para un proyecto con un gran objetivo: la Liga de Campeones.

"Confíen en mí, no les voy a defraudar", proclamó el entrenador el 10 de junio en su presentación en la sala Vip del estadio Vicente Calderón. No contaba con el apoyo unánime, ni siquiera mayoritario, de la grada y asumía un reto difícil en una nueva era en el club, ya sin el argentino Sergio ''Kun'' Agüero y el uruguayo Diego Forlán.

Cumplió el Atlético en la previa de la Liga Europa, con triunfos incontestables frente al Stromsgodset noruego y el Vitoria Guimaraes portugués, el club elevó el nivel de la plantilla con el brasileño Diego Ribas, el turco Arda Turan y el colombiano Radamel Falcao y el equipo arrancó el campeonato con sensaciones muy prometedoras.

Al 0-0 en casa con Osasuna, aún con el conjunto incompleto -no pudieron jugar Falcao y Diego-, y la derrota con el Valencia (1-0), en ambos duelos con méritos para haber logrado algo más, le siguieron dos sobresalientes 4-0 al Sporting de Gijón y el Racing de Santander y una lluvia de elogios para el fútbol de su equipo.

Hasta ahí llegó el buen momento del Atlético. Una goleada en contra en el Camp Nou con el Barcelona (5-0), las continuas rotaciones en el once y la alternancia entre actuaciones más o menos convincentes en casa con partidos menores como visitante, incluidas derrotas humillantes en Getafe (3-2), con 0-1 y un hombre más a la media hora, o frente el Espanyol (4-2), con tres tantos locales en los primeros 19 minutos, dejaron al equipo inmerso en una crisis permanente, sin síntomas de reacción y con gritos de la grada contra Manzano, ya habituales en los últimos encuentros.

Y de fondo, en la última decena de partidos, el ''caso Reyes'', surgido después de que el extremo andaluz insultara al técnico cuando fue sustituido en el duelo ante el Athletic en San Mamés (3-0), el pasado 26 de octubre. Desde entonces, el futbolista sólo ha disputado un partido como titular y su futuro apunta al Sevilla.

La derrota del pasado domingo con el Betis ya fue la sentencia definitiva para Manzano en su segundo paso por el Atlético. En el primero, en 2003-04, terminó la temporada en la séptima posición, fuera de la meta marcada; en el segundo, este curso, los resultados le han apartado del banquillo sin cumplir las expectativas.