¡Mira; ese es Young Ciclone, el que boxea mañana en la Plaza de Toros! (Era la época de la chufa, del tamarindo y de la algarroba. Del "matinée" infantil en el Cinema Victoria, con Fú-Manchú, Tom Mix, El Hombre Invisible y Tarzán. Era la época de las festivas y trucadas ruletas de mayo en la Rambla; de los pantalones bombachos y de los bigotillos de hormiga. Por aquel entonces -albores de la década de los 50 del siglo pasado- y por aquello del horario nocturno y la húmeda intemperie, mis padres, muy conservadores, no me dejaban ir al boxeo cuando éste se escenificaba en nuestro mudéjar coso taurino.

Allá, en las inmediaciones del Portón de Oro -¡qué viandas se degustaban en aquel restaurante que colindaba con la Churrería La Madrileña, ambos locales ya desaparecidos al socaire de la Rambla del General Franco!-; por aquellos contornos , decíamos, merodeaba aquel personaje menudo, de mirada casi oblicua, con cejas lustrosas y perenne sonrisa metálica. Le acompañaba su protector, Sebastián Reyes, que lo había traído de su Gran Canaria natal y que luego lo presentó en Tenerife dándole ánimos para que hiciera una gira por la Península y todo el extranjero, cuando ir a aquélla era "ir a la Península" y, al extranjero, como un sueño...

En el pedestal de mis preferencias.- Eran aquellos tiempos donde uno, a través de cromos y estampitas que venían como "gancho tabacalero", convertía en ídolo al futbolista de turno, a la actriz en candelero o al púgil de moda. Y Nicolás Santana Vera "Young Ciclone", que había nacido el 18 de junio de 1918 en la popular barriada de San Nicolás, en Las Palmas, estaba de moda, en su apogeo por aquellas ya lejanas fechas. Como esto del boxeo ha sido para quien suscribe algo de tipo freudiano, coloqué al púgil en el pedestal de mis preferencias. Y jamás le había visto boxear...Con el pseudónimo de Young Ciclone le bautizó su preparador, Juan de la Nuez, en recuerdo del notable púgil catalán José Llansama, que fue el primero en usarlo tres lustros antes.

El semanario Aire .- En la primavera de 1962, en el siempre recordado semanario tinerfeño "Aire Libre", artesanal e irrepetible, que dirigía Julio Fernández, que había sido excelente y espigado guardameta del Club Deportivo Tenerife y luego acrisolado y competente administrador de El Día, hilvané la biografía de aquel boxeador que el 16 de mayo de 1945, y en Barcelona, se había convertido en el primer púgil canario que conseguía un título de España en el terreno profesional, al derrotar por puntos al peninsular José Lloveras, que perdió su fajín nacional de los pesos plumas.

Con qué cariño, mimo y nostalgia me fue enseñando Young Ciclone aquellos álbumes cuajados de amarillentas fotos y desvencijados recortes periodísticos. Había tenido una infancia llena de privaciones. Sus padres, en épocas de profundas penurias, habían tenido diez hijos. Por eso, el pequeño Nicolás comenzó a ejercer de incipiente limpiabotas para traer algunos "durillos" a sus progenitores.

La anécdota.- Cuando solo contaba quince años, y sin pasar previamente por el campo amateur, Nicolás debuta como profesional del ensogado en Telde tras decirle a su padre "que tenía que firmar unos papeles para trabajar en las guaguas" cuando, en realidad, le puso por delante su futura licencia de boxeador, parcela que el cabeza de familia no admitía. Veinticinco pesetas fue la bolsa que el bisoño púgil percibió por su primera contienda...

Allá, en Las Palmas, ya retumbaban en los recintos deportivos los nombres de Carretas, Matías "La Araña", Manolo Cañeda, Montenegro, Kid Olivera, Risko, Firpito y Pantera, el superclase del boxeo canario de aquel entonces.

Etapa díficil.- Dura y difícil época le tocó vivir al boxeador isleño. Por su coraje, por su valor, estaba en óptimas condiciones de encaramarse en el simbólico trono europeo de los pesos plumas. Pero tuvo enfrente a dos sombras, a dos auténticas pesadillas y a dos excepcionales púgiles: Luis Ro-mero, que llegó a campeón de Europa y disputó, sin suerte, el título mundial; y a Luis de Santiago, uno de los boxeadores más técnicos e inteligentes que ha tenido el boxeo español. Este dúo compartía honores con aquella otra pléyade de históricos del cuadrilátero: García Álvarez, Juanito Martín, Justo Gascón, Peiró, Llácer, Ben Buker I , Paco Bueno, Ignacio Ara...

"Este guanche es un colosal encajador", dijo de él el citado Luis Romero, aquel temido "dinamitero del ring" que jamás pudo anestesiar con sus puños de pedernal al isleño. "Temo tirar a la lona al canario, pues si esto sucede se convertirá en un huracán, en un ciclón, que todo lo arrasa por su extraordinaria combatividad", manifestó el mencionado Luis de Santiago.

Triunfador o vencido, Young Ciclone siempre derrochó caballerosidad y nobleza entre las doce cuerdas. Era de los que sonreían al final de la lid. Eran de los que siempre se apresuraban a saludar al rival de turno. Un "mirlo blanco" de este cuadrado donde la violencia tiene su reglamento y donde no vale la bofetada ni el puntapié ni el rodillazo del que pierde los papeles entre el ensogado.

Paseó con dignidad el nombre de España por los cuadriláteros de Portugal , Bélgica, Francia y Dinamarca. Se enfrentó a tres campeones de Europa: el ya citado Luis Romero ; el belga Kid Dussart y el danés Jorge Johanssen.

Dieciocho años bregó con guantes de seis onzas y vendajes duros. Disputó más de un centenar de combates, que dejó inevitables estigmas exteriores, no interiores, ya que se distinguió por su enorme espíritu de sacrificio, que podían confirmar los noctámbulos que le vieron hacer footing a partir de las cuatro de la madrugada por los aledaños de La Isleta, el Parque de Santa Catalina o Las Alcaravaneras. Su amor al gimnasio y su vida higiénica y moderada la podrían ratificar quienes le vieron acostarse todas las noches a las nueve.

Como ya hemos apuntado, ganó el título español de los plumas a Lloveras. Y se lo arrebató, meses más tarde, en la Plaza de Toros de Las Ventas, Luis de Santiago que, tras la contienda, manifestó." No es poseedor de una técnica depurada, pero hay que temerle sobre el cuadrilátero porque es peligroso, batallador y fuerte, muy fuerte".

Con no disimulado orgullo, Young Ciclone, ya retirado del ring, me confesó : "Gracias a los esmerados cuidados de mi negri-ta" -su esposa, María Antonia Álamo del Pino- "pude conseguir aquel título de España que tanto me llenó de satisfacción porque en aquella época, con tantísimos y buenos boxeadores, era muy difícil alcanzarlo".

Si hubo un matrimonio unido, alegre y modélico, fue el formado por Ciclone y su mujer, con un único fruto, Jorge, más partidario de los libros de bachillerato que de los guantes de crin.

Young Ciclone nació para la muerte en Santa Cruz de Tenerife el 22 de junio de 1977. Aquel día nos abandonó para siempre quien había interpretado entre las doce cuerdas el ansiado tándem del valor y del coraje y, más tarde, en la tranquilidad del hogar, la bella lección del amor y de la cordialidad.