La reprimenda de Andrés García Tébar, en la rueda de prensa del viernes, molestó hasta tal punto en el vestuario del Tenerife que ayer antes de iniciar el último entrenamiento de la semana tuvo que pedir disculpas al equipo. Al técnico no le gustó que, habiendo librado dos días, muchos jugadores -hasta siete-, presentaran molestias físicas que les impidieran entrenar con normalidad -el viernes tuvo que cambiar sus planes y planificar una sesión de baño y masaje-. Tébar llegó a decir que se imaginaba que la fiesta, refiriéndose a los Carnavales, "habrá dejado secuelas". Y el vestuario se irritó. Ayer, Víctor Bravo anunció que el entrenador se había dirigido al grupo para lamentarse de que sus declaraciones "se pudieran malinterpretar". El maño no entrenó el jueves por unas molestias en la espalda que, según dijo, tenían como origen "el campo de superficie sintética" de El Mundialito en el que entrenaron miércoles y jueves para adaptarse a lo que se encontrarán hoy. "Pero no estaba cargado por salir en el Carnaval", apuntilló. Víctor incluso salió en defensa de sus compañeros explicando que "la alta exigencia" a la que están sometidos les pudo pasar factura. "Me siento un poco perjudicado. Hay gente que ha podido pensar que por culpa de los Carnavales hemos parado de entrenar y no ha sido así", insistió.

Eso sí, también dejó claro que las partes quedaron de acuerdo en zanjar el asunto. "Nos pidió disculpas porque dijo cosas que no tenía que haber dicho y las aceptamos. Borrón y cuenta nueva", concluyó Víctor Bravo, que ayer volvió a entrar en la lista de convocados después de tres semanas fuera. Es la segunda ocasión en la que podría jugar con Tébar en el banquillo. Así que no escondiera que la noticia de viajar le había sorprendido. "Tengo la ilusión de ayudar al equipo a intentar ganar", añadió. Por último, reseñó que "va a ser determinante en el resultado final" que se adapten con rapidez a la maltrecha superficie sintética del Municipal de Elviña.