El retorno de los "hijos pródigos" del fútbol ruso, Andréi Arshavin al club que le vio nacer, el Zenit San Petersburgo, y el holandés Guus Hiddink como técnico al Anzhí, animan el reinicio mañana, sábado, de la liga tras un largo parón invernal.

Arshavin, de 30 años, decidió poner fin al calvario en el Arsenal inglés, donde había perdido la titularidad y el favor de Arsene Wenger, y regresar al equipo que lidera la liga rusa con seis puntos de ventaja sobre el CSKA Moscú, segundo clasificado.

"Quiero jugar y hacer al Zenit campeón. Haré todo lo que esté en mi poder para conducir al equipo al título", dijo Arshavin, que ha sido cedido durante dos meses al equipo ruso.

Arshavin, que logró en 2007 el título de liga y en 2008 la Copa de la UEFA con el Zenit, y fichó en 2009 por el Arsenal de Arsene Wenger por más de 21 millones de dólares, también espera contar con minutos para llegar en forma a la Eurocopa.

El Zenit se vio obligado a buscar un refuerzo para la media punta tras la lesión de su mejor jugador, el portugués Danny, que estará fuera de los terrenos de juego al menos medio año.

Esa baja ha supuesto un duro revés para el equipo patrocinado por el consorcio gasístico Gazprom que se enfrenta mañana al CSKA en la capital rusa tras casi tres meses de espera debido al paréntesis invernal.

Con todo, el Zenit, entrenado por el italiano Luciano Spalletti, demostró ante el Benfica en el partido de ida de los octavos de final de la Liga de Campeones (3-2) que su plantilla cuenta con suficientes recursos para reeditar el título nacional logrado en 2010.

Mientras, el equipo del Ejército ruso no puede permitirse más tropiezos, por lo que tendrá que derrotar al Zenit si no quiere decir adiós a sus opciones de hacerse con un título que le es esquivo desde 2006.

Para ello, se ha reforzado con dos jugadores procedentes del fútbol holandés: el delantero nigeriano Musa y el centrocampista sueco Wernbloom, quien marcó el gol del empate en el reciente partido de Liga de Campeones disputado en la capital rusa ante el Real Madrid.

El CSKA espera que esos fichajes más el retorno de los lesionados -el japonés Honda, el serbio Tosic y el checo Necid- le permitan hacer olvidar la baja definitiva del brasileño Vágner Love, que ha sido transferido al Flamengo.

El tercer clasificado, el Dinamo Moscú, se ha reforzado con el centrocampista ecuatoriano Noboa, pulmón durante las últimas temporadas del Rubín Kazán, campeón de liga en 2008 y 2009.

El equipo donde militó la legendaria "Araña Negra", Lev Yashin, recibe al Anzhí de Majachkalá, que estrena técnico, Hiddink, que regresó al fútbol ruso tras ejercer durante menos de dos años como seleccionador turco.

Hiddink, de 65 años, que fue durante cuatro años seleccionador ruso (2006-2010), aceptó la oferta del multimillonario Suleimán Kerímov, dueño del equipo de la explosiva república norcaucásica de Daguestán.

En el Anzhí, el trotamundos holandés coincidirá con el brasileño Roberto Carlos, al que dirigió en el Real Madrid y ahora ejerce de segundo entrenador, y con el delantero camerunés Samuel Eto''o, la estrella del equipo que es séptimo a 13 puntos del líder.

Mientras, el Spartak Moscú de Valeri Karpin ha fichado internacional ruso Bilyaletdínov procedente del Everton en un intento de acabar con su sequía de títulos de liga que se prolonga ya durante más de diez años.

El que también se ha reforzado es el Lokomotiv Moscú, donde ha recalado el también internacional Román Pavlyuchenko, que también decidió abandonar el Tottenham inglés, donde apenas jugaba.

El actual campeonato ruso es la liga de fútbol más larga del mundo, ya que arrancó en marzo de 2011 y concluirá el próximo 13 de mayo.

Los dieciséis equipos de la liga rusa disputaron una primera fase regular hasta diciembre pasado, tras la que los ocho mejores y los ocho peores pugnarán durante los próximos dos meses por el título de liga o por evitar el descenso.

Tras la Eurocopa, Rusia adoptará el calendario otoño-primavera existente en el sur de Europa, una perestroika (transformación) futbolística que pretende elevar el nivel del fútbol nacional con vistas a la Copa Mundial de 2018.

A partir de esta temporada, los equipos echarán a rodar el balón a finales de agosto, tendrán un breve receso invernal y competirán hasta finales de mayo o principios de junio.

Hasta ahora, el campeonato ruso se disputaba de marzo a noviembre para evitar la disputa de partidos durante el crudo invierno, cuando las temperaturas son muy bajas y los campos están cubiertos por un manto de nieve.