El Tenerife de García Tébar da la talla. Y su afición, también. Más de 13.400 espectadores batieron el récord de afluencia de la temporada, situando el Heliodoro como el séptimo estadio de España este fin de semana, únicamente por detrás de cinco campos de Primera División (Camp Nou, Santiago Bernabéu, San Mamés, Sánchez Pizjuán, Los Cármenes y La Romareda) y todos los de Segunda, excepto Riazor.

Ambiente de día grande.- En días como el de ayer se sabe, antes de que comience el encuentro, que va a ser un partido grande. Se puso por delante el Real Madrid Castilla al primer zarpazo que pudo dar, pero el público mantuvo de pie a su equipo para que Perona igualara la contienda. Incluso cuando flaquearon las fuerzas, Vázquez Figueroa echó una mano con sus incomprensibles decisiones para volver a meter al respetable en la pelea. Su premio, una atronadora pitada cuando se marchaba camino de su vestuario para descansar. Seis amarillas a los locales y una a los visitantes. Curiosa, por no decir otra cosa, vara de medir. En la segunda parte, más ganas de animar y la remontada.

El momento de Razak.- Apenas pudo lucirse porque el Castilla casi no disparó entre los tres palos. En el gol no pudo hacer nada, pero estuvo tranquilo y seguro. Solo se precipitó en algún saque de portería. Demostró que se puede confiar en él para suplir al ausente Sergio Aragoneses. Repartió abrazos a mansalva cuando acabó el partido. Fue el más feliz.

Y Aragoneses lo vio de pie.- Le costó ver el partido sin ser protagonista y eligió la zona de prensa como ubicación. Con la compañía del entrenador de porteros Roberto Perera y, ya en la segunda parte, de Meji sufrió como el que más para celebrar finalmente el triunfo blanquiazul. Estuvo de pie casi todo el tiempo, aunque bajó al descanso para hidratarse con alguna bebida energética. Lamentó alguna decisión arbitral y aplaudió las intervenciones de su compañero Razak, ayer su sustituto. Repetirá la próxima semana ante La Roda si no lo remedia Apelación.

Malos modos.- Sería injusto decir que el Castilla no supo perder. Pero algunos de sus jugadores no estuvieron a la altura. Fue el caso de Joselu, que empujó al fisioterapeuta local, y luego vio amarilla por golpear a Sicilia. A Carvajal, que en la primera vuelta hizo un mal gesto a la afición insular presente en Valdebebas, se le dedicó algún cántico "cariñoso".