José Ignacio Peleteiro, más conocido futbolísticamente como Jota, estaba en Cartagena cuando los jugadores del Tenerife ya descansaban plácidamente en sus habitaciones del hotel Ipanema. Luego recorrió los 457 kilómetros que separaban su ubicación de Madrid, pernoctó en la capital, tomó un vuelo a Santiago de Compostela a primera hora de la mañana de ayer y otro coche para llegar a tiempo de ser titular con el Celta B. Luego, en 90 minutos, hizo un "hat trick" que terminó con la mentira del proyecto blanquiazul 2011-2012, al menos en la versión "tebariana" del mismo.

El guion del encuentro fue demoledor. Siete minutos, dos jugadas y, teóricamente, partido resuelto. La expulsión de Eric, por agredir a Raúl Llorente, acabó con las ínfulas del Celta B, que había disparado por primera vez a puerta en el primer minuto por mediación de Pablo Pillado. Sin permitir a su rival asumir el varapalo, golpeó sin piedad el Tenerife. Centró desde la izquierda Ferrán Tacón y remató Perona. La pelota dio en Víctor Vázquez y se coló en la meta de Queco Piña (7''). Fin de la historia. O no.

Con uno menos y el marcador en contra, remó contra corriente el conjunto de Pichi Lucas. Tuvo más el balón y hasta creó alguna situación de peligro, como en un balón largo que remató Jota y tapó bien Sergio Aragoneses (22''). Lo vieron tan fácil los de García Tébar que se olvidaron de buscar el segundo tanto para sentenciar la contienda.

Y cuando llega la relajación, aparecen los problemas. Una falta inventada por el colegiado en la frontal del área visitante destapó la caja de Pandora. Tiró Jordan, se abrió la barrera y el rechace de Sergio Aragoneses lo aprovechó Jota para empatar (33''). Sin que el despertador sonara en el lado insular, otro mazazo. Cristóbal no gana un balón suelto en la banda y Jota supera a los centrales blanquiazules, que, más lentos que el caballo del malo en las películas del Oeste, vieron cómo la estrella del Celta B completaba la remontada con una vaselina (37'').

Los aficionados que poblaban las gradas de Barreiros se frotaban los ojos. Pero lo que parece increíble no lo es tanto con el Tenerife por medio. Sus jugadores lo vieron ganado muy pronto. Demasiado pronto. Y se olvidaron de rematar a un rival que tenían tirado en la lona. Con 45 minutos por delante, la empresa tampoco parecía imposible. De hecho, los blanquiazules salieron algo más intensos. Luismi Loro efectuó el primer disparo de la segunda parte (52'') en lo que parecía una advertencia de lo que estaba por venir.

Error de nuevo. Porque Jota, en un contragolpe que condujo en solitario, hizo el tercero con un disparo desde la frontal junto al poste izquierdo después de recorrer 70 metros (57''). El Tenerife había completado la cuadratura del círculo. Y aún así, le quedaba más de media hora por delante y jugaba en superioridad numérica. Por si a estas alturas del relato no lo recordaban. Ya sea por el cansancio o por el claro marcador a favor, los vigueses dieron un paso atrás. García Tébar agotó entonces sus cambios con Kiko Ratón y Abel.

Rubén Rosquete (65''), Perona (66'') y sobre todo Luismi Loro (75''), que disparó al poste, pudieron acortar distancias en los mejores minutos de la escuadra tinerfeña. Pero no era el día. Para cuando el Celta B empezó a realizar sus cambios para dar aire a sus extenuados futbolistas, la impotencia quedó reflejada en una acción de Kiko Ratón que le costó la segunda amarilla. El mismo problema de otras veces: la incapacidad para vulnerar defensas pobladas.

Diez contra diez, las carencias del Tenerife quedaron más al descubierto si cabe. Hasta pudo encajar el cuarto en otro contraataque que llevó en solitario Jota y que acabó con una vaselina suya estrellándose en el poste izquierdo (84''). En el otro lado, nada. Pases a ningún sitio, carreras sin posibilidad de llegar al balón... y una derrota que, salvo sorpresa, acabará con la etapa de Andrés García Tébar en el banquillo insular.