El piloto español Fernando Alonso (Ferrari) afronta la quinta prueba del mundial de F1 este fin de semana en el Circuito de Montmeló con el ánimo al alza, ya que sabe que tendrá un coche mejorado, aunque también desconoce hasta qué grado de crecimiento habrá experimentado su monoplaza respecto al resto de rivales.

Barcelona se ha convertido desde hace años en un punto de inflexión en el mundial, dado que supone el arranque del periplo de carreras en Europa y, además, representa la prueba en la que la totalidad de equipos introduce mejoras con las que elevar la competitividad de sus coches.

El vehículo de Alonso no va a ser menos y, después de las tres tandas la semana pasada en los entrenamientos de Mugello, los dos Ferrari introducirán mañana viernes un nuevo paquete de mejoras en el coche para afinar la aerodinámica, su talón de Aquiles, y que sea determinante en la complicada pista de Montmeló, bastante abrasiva y que para el domingo espera una jornada calurosa.

Queda claro que Ferrari ha trabajado en un programa de desarrollo con vistas a lograr un empuje en Barcelona, aunque la suerte dependerá no sólo de la efectividad de estos avances, sino del grado de mejora del resto de escuderías. Un escenario semejante aconteció la temporada pasada, en la que Alonso acabó claudicando en Barcelona, donde fue quinto y doblado por los cuatro primeros.

Ganador en Malasia, donde el español estuvo soberbio en Kuala Lumpur, Alonso ha cosechado un quinto, un noveno y un séptimo lugar, que le han situado en la quinta posición de la clasificación, empatado a 43 puntos con el cuarto (Jenson Button, Mclaren), y a no mucha distancia del líder, el vigente campeón del mundo, el alemán Sebastian Vettel (Red Bull), con 53 puntos, seguido del británico Lewis Hamilton (McLaren), con 49, un punto más que el tercero, el australiano Mark Webber (Red Bull).

Hasta ahora, el mundial ha ofrecido un panorama muy emocionante para los aficionados, ya que ha habido cuatro ganadores diferentes (Button, Alonso, Niko Rosberg y Vettel), mientras que han sido ocho los pilotos que han subido al podio, el último de ellos quizá el más sorprendente, no tanto por el vencedor (Vettel), como por los dos titulares del Lotus: Kimi Räikkönen y Romain Grosjean.

Tras el cuarto episodio del mundial, el Red Bull de Vettel regresa a Barcelona como líder, tras haber evidenciado en Baréin que su coche ha vuelto a la senda victoriosa. El alemán defenderá en Montmeló la victoria inapelable que alcanzó el año pasado.

McLaren, que hasta Baréin había sido la única escudería que había estado en todos los podios, volverá a ser uno de los equipos que luchará por la victoria en Barcelona, donde no sube a lo alto del podio desde el 2005, cuando Raikkonen estaba enrolado en el equipo.

Igual que el resto escuderías, McLaren también va a traer a Barcelona dos coches mejorados, que deberán afrontar todos los inconvenientes que presenta la pista.

"Barcelona es un circuito que castiga la falta de equilibrio como en ningún otro sitio. Si el coche funciona, entonces realmente podremos luchar", ha señalado Jenson Button.

Lewis Hamilton ha sido un poco menos optimista: "Parecía que en los entrenamientos de invierno en Barcelona iba a ser un año prometedor. Nuestro rendimiento durante los test invernales en Barcelona parecía prometedor, pero todo está siendo muy difícil, aunque este año tenemos mejor coche que el año pasado".

En Mercedes, a pesar de la decepcionante carrera de Baréin tras el triunfo de Rosberg en China, existen buenas vibraciones por el trabajo realizado en Mugello, como así ha señalado estos días Michael Schumacher, quien ha apuntado en Italia que Mercedes se ha podido concentrar en aquellos aspectos en los que deseaban mejorar.

Los Lotus, después de la gran actuación en la isla de Baréin, llegan a Barcelona como la escudería revelación, después de unas jornadas muy interesantes en Mugello, producto de los buenos tiempos que han alcanzado, con los mejores registros en el global de todos los participantes.

En Williams, el venezolano Pastor Maldonado está muy esperanzado que la experiencia adquirida en los entrenamientos invernales de Barcelona le ayude a estar por segunda vez esta temporada en los puntos, después de los cuatro que arrancó en China.

"Es un circuito en el que es difícil configurar el coche, porque se combina todo tipo de desafíos en las curvas y en las rectas. Esperemos que las actualizaciones que traemos nos den algunos buenos puntos", ha señalado.

El mexicano Sergio Pérez aparecerá en Barcelona con un Sauber bastante mejorado, como así ha confirmado en su equipo, tras los días de Mugello. El norteamericano se quiere sacudir la mala actuación de la anterior carrera.

Finalmente, en HRT, el español Pedro Martínez de la Rosa volverá a marcarse desafíos muy pequeños después de que su escudería, que ya no participó en las sesiones de la pretemporada, tampoco haya acudido a Mugello.

"No ha sido fácil no acudir a Mugello. En la sede se ha trabajado con calma. Los mecánicos han tenido tiempo para desmontar todo, construirlo y ensamblarlo con minuciosidad. En Barcelona vamos a intentar hacerlo lo mejor posible, como siempre, pero aún más en este Gran Premio", ha señalado.